¡Groserías!

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Survival Game

—No eres un tipo hablador, ¿eh? — Junior se sentó junto a L.joe, que se la había pasado observando el fuego de la fogata.

El peli azul levantó la vista y miró sobre su hombro al castaño.

Ambos permanecieron en silencio un momento, escuchando el eco de las risas de Bambam y Kris que habían empezado a jugar como críos pequeños.

Jr suspiró. —No soy bueno en esto, pero te lo diré. Ese idiota que ves allá, significa lo que somos, Bam y yo. Puede ser testarudo y bobo, pero me ha salvado muchas veces...— Se detuvo un momento concentrándose en las llamas, y sin querer más tocar el tema de cómo se conocieron prosiguió. —Bam es también resultado de lo que ese idiota es. Por eso, gracias, por ayudarle hoy. No tenías que hacerlo, y te aseguro que si hubiera sido otro, no se habría detenido a ver.

L.joe le miró de reojo. Había sinceridad en sus palabras, algo de misterio, pero era muy honesto con aquello. Eran amigos, los tres, y se tomaban muy en serio sus roles como amigos.

Kris apareció con dos latas de cerveza y una sonrisa estúpida con intenciones de sentarse entre Junior y L.joe, pero el primero se puso de pie marchándose.

—¡Eh! — Se quejó el rubio por tremendo desplante.

El castaño no se inmutó.

Pero L.joe sabía que incluso con esa actitud reacia, sentía mucho cariño por ese rubio.

—Olvídalo, es un amargado. — Farfulló Kris, tendiéndole una lata a L.joe y brindando solo. —Por nuestro pequeño héroe. — Gritó feliz.

Bambam también hizo chiste y se acercó a la fogata.

Kris desvió la vista hasta Junior un momento, pero luego volvió con ánimo para contar alguna anécdota a su nuevo colega.

El cielo empezaba a negrearse con tonos azul, gris, y naranja, para cuando los chicos decidieron volver a la aburrida capital.

—Oye, hermano, espero no haberte causado problemas...— Kris se rascó la nuca con una sonrisa arrepentida, cuando estacionó su coche frente a la residencia de L.joe. Ya había dejado a cada uno de sus amigos en sus casas, y el más bajo era la última parada. —Si necesitas algo, puedes contar conmigo. Nunca olvido, amigo. — Aseguró Kris.

El peli azul se colgó la mochila al hombro pero detuvo su paso, para girar sobre sus talones. —Joe. — Dijo, y Kris creyó haber escuchado cantar a los ángeles, porque por primera vez en todo el día había escuchado su voz.

— ¿Qué? — Preguntó con una sonrisa divertida.

El bajo le miró con escrutinio y volvió a repetir. —Lee Joe.

Kris mordió sus labios en una sonrisa coqueta. —Sabía que te haría mi amigo, chico frio. — Alardeó. —Nos vemos en una semana, Lee Joe.

Y sin más encendió el motor de su auto y aceleró volviendo a la carreta.

L.joe se despeinó el pelo y caminó dentro del edifico. Ahora tenía mucha información acerca de su objetivo, muchos detalles muy personales que había logrado descifrar por medio de sus amigos y eso le haría más sencillo el protegerlo.

Cuando introdujo la llave en la cerradura de su piso, una almohada voladora llegó de la nada, pero con sus súper reflejos logro esquivarla.

—¡¿Acaso quieres matarme, enano?! — Rugió Chen.

El más bajo se inclinó recogiendo su arma letal; una almohada de plumas de ganso.

—¡¡Llame a tu escuela, muchachito y no asististe!! ¿Crees que puedes jugar por ahí mientras yo muero por la incertidumbre? — Lloriqueó Chen, dramatizando.

~My sexy maid; spies in trouble~ |EXO|Where stories live. Discover now