Adelaide está de tardes así que ha dejado una lista de tareas para la noche y otra para la mañana. Chequeo la primera para ver si han dejado algo pendiente y luego compruebo lo que nos toca a nosotras. Más de lo mismo.

En realidad todas sabemos lo que hay que hacer, pero cuando Adelaide dejó de darnos indicaciones, algunas aprovechadas se escabullían de los trabajos más desagradables. Las que debían realizarlos siempre, empezaron a protestar al cabo de un tiempo. Finalmente, Adelaide volvió a las listas y se acabaron los problemas.

-Buenos días, hermosura - le digo a Faith mientras miro su historial - Vaya, pero si esta bella princesa está mejor que nunca. Eres muy fuerte, Faith. Estoy segura de que tu papá está muy orgulloso de ti.

Empiezo con ella mi ronda. No dejo de hablarle mientras la aseo, la alimento, le cambio el pañal. Ella parece mirarme con atención, aunque sé que es pronto para eso. Cada día me roba un poquito más el corazón. Las aspiraciones no le gustan, a ninguno de ellos en realidad, pero no protesta tanto como los demás. Sin duda, es una niña valiente.

Megan solicita mi ayuda un par de veces, tampoco a ella le gusta trabajar con Becka, pero por lo demás, la mañana se pasa rápido. Cuando quiero darme cuenta, ya es la hora del descanso. Voy a mi taquilla a por la cartera y veo el paquete que me entregaron a mi llegada. Me había olvidado de él completamente. Lo llevo conmigo también a la cafetería.

Después de pedir un té, abro el misterioso paquete y me encuentro con mi teléfono y una nota doblada en cuatro. Ahora entiendo a qué venía el comentario de Helen, aunque no podría estar más equivocada. Entre Alec y yo no hay nada que se pueda considerar una suerte. No me extraña que haya decidido dejar el teléfono en el hospital. Entre la borrachera del sábado y mi huida del domingo, seguramente no querrá saber nada más de mí. Y no puedo decir que me sorprenda. Yo haría lo mismo.

Abro la nota y me asombra lo larga que es. Creí que tal vez habría un par de frases disculpándose por quedarse con mi teléfono de nuevo y poco más. La leo y con cada palabra, me quedo más sorpendida si cabe. No esperaba aquello, desde luego.

Kathleen, me quedé preocupado al ver que te ibas tan de repente. Espero que mi pregunta no haya tenido nada que ver con eso. Aunque algo me dice que sí y me siento mal al pensar que te haya podido incomodar de alguna forma. Jamás fue esa mi intención.
En las pocas veces que hemos coincidido, me he sentido bien contigo y eso no es algo que me suceda muy a menudo. No me gustaría saber que por mi culpa te has disgustado. No me lo podría perdonar.
He grabado mi número en tu agenda, por si algún día necesitas hablar. Si me he excedido al hacerlo, puedes borrarlo y asunto olvidado. No quiero que me creas un acosador o algo por el estilo.
Por si no volvemos a vernos, gracias por todo. Me ha hecho mucho bien hablar contigo las pocas veces en que hemos coincidido y eso no lo olvidaré nunca. Gracias. Alec.

Reeleo la nota varias veces antes de guardarla en mi bolsillo. Sé que mis mejillas están rojas, puedo notar el calor en ellas. Y aunque creo que cometeré un gran error al hacerlo, me prometo que lo llamaré cuando llegue a casa. Después de unas palabras como estas, bien se merece un gracias de mi parte y una disculpa por dejarlo solo de la forma en que lo hice.

Termino mi té y vuelvo al trabajo, no sin antes pasar por la taquilla para dejar el teléfono y la nota. Cuando entro en la sala, la hora de visitas ya ha empezado. Me encanta ver a los padres con sus hijos. Sin duda es lo mejor de los turnos de mañana y tarde. Aunque sigo prefiriendo la tranquilidad de la noche. Me paro a observar cada incubadora.

Algunos sólo pueden ver a sus bebés a través del cristal o acariciarlos, en el mejor de los casos. Otros tienen más suerte y puede sostenerlos un momento antes de devolverlos a la incubadora. Los más afortunados, pueden alimentarlos y cuidarlos durante el tiempo de visita. Pero todos ellos, de la forma en que puedan interactuar, son necesarios para la mejoría de sus hijos. Y eso es lo que realmente importa.

No Te ImpliquesWhere stories live. Discover now