Capítulo 43. Amor y linaje

42.5K 3.4K 164
                                    




ETHAN

—Joder —murmuró entre dientes.

Aceptar que estaba asustado, o permitir que lo vieran haciendo ese tipo de cosas, era algo que no estaba en sus planes.

Había estado pensando mucho sobre ese tema, incluso comenzó a pedirle consejo a sus padres, aunque la mayoría de las veces le respondían que lo que debía cambiar era su manera de ser. Comenzó a leer libros sobre paternidad, bebés y todas esas cosas que se suponía como padre debía saber, pero joder, le estaba resultando muy difícil.

Hasta cierto punto creía que lo tenía todo bajo control, estaba casado con su compañera destinada, la cual estaba a punto de darle la mayor de las bendiciones, a sus cachorros.

Pero escuchar a Kev, le hizo entender de golpe, que siempre estaba dándolo todo por sentado, era cierto. Nunca pensó en la diferencia de edad entre ellos dos, no pensó que ella era una niña, alguien a quien le cortaron las alas antes de poder volar.

La reclamó en cuanto tuvo la oportunidad, a pesar de que se había propuesto esperar por ella, la marcó, la tomó en matrimonio y lo que ahora, para él era peor... la embarazó.

Le costaba aceptar que ese vampiro tenía razones verdaderas para no aceptarlo, Ethan le había robado su libertad, de muchas maneras, y seguía haciendolo, cada vez que Kellsey le recordaba que él estaba rompiendo sus promesas, deseaba cavar un pozo y desaparecer.

—Ethan —susurró entrando al despacho y cerrando la puerta detrás de él.

Kellsey acababa de descubrirlo justo cuando lo leía, en ese momento deseaba borrar las palabras que su padre le dijo, uno no nace sabiendo cómo serlo, lo aprende sobre la marcha.

¡Que consejos más estúpidos!

Sin embargo, su reacción fue genial, valió la pena dejar de lado ese estatus de macho alpha, por ella y por sus cachorros no le importaba parecer tonto.

La amaba demasiado, deseaba tanto tener entre sus brazos a sus hijos y sobre todo poder reclamar de nuevo a su hembra, la necesitaba y joder como disfrutaría hacerla suya una y otra vez. Sobre todo después de que ella comenzara a disfrutar de la verdadera libertad que Ethan, como su compañero, tantas veces le había quitado.

Después de que ella se marchara, la puerta volvió a abrirse, su hermano entró al despacho y comenzó a caminar con duda, frotaba sus manos lleno de nerviosismo y no le dirigía la mirada a Ethan.

—Y bien —murmuró mientras despegaba la vista de los documentos en su escritorio y le hacía una señal para que él se sentara, lo hizo rápidamente, y podía notarse que estaba más concentrado en saber dónde estaba su vampiro que en lo que iba a hablar con su hermano—. ¿Piensas decírmelo o vas a seguir callado? —él solo miraba su regazo apretando los puños—. Me decepcionas Daniel, soy tu hermano, jamás te reprocharía algo así, pero no me pidas que lo acepte a la primera, eres mi hermano y él... él es un, bueno, un, joder, hasta me cuesta decirlo.

—Hombre —dijo cortándolo, aun con la mirada en su regazo—. Lo sé.

—Sí, ¡No! Bueno sí, pero no, no es eso a lo que me refiero, es un vampiro, sabes lo que pienso sobre eso. Kells me ha hecho entender muchas cosas, quiero que confíes en mí, jamás te juzgaría, te quiero, eres mi hermano pequeño, eres muy importante para mí, y no sabemos nada de él.

—Lo sé —respondió dejando caer sus lágrimas sobre sus puños cerrados, Ethan dejó escapar un suspiro, luego golpeó con insistencia sobre su escritorio, así que Daniel se levantó y se acercó a él, unos segundos después lo abrazó—. Gracias, ahora sé que puedo hacerlo.

DestruidaWhere stories live. Discover now