Capítulo 18. Lobos ancestrales

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Más de una hora de camino después, no tenía idea de que el lugar al que nos dirigíamos estaría tan alejado de las casas, incluso sabiendo que eran los límites de Diamante Oscuro, en el camino me detuve un momento, me alejé de todos en un descuido y me acerqué a uno de los árboles, sabía que estaba cerca, pero no entendía muy bien cuál era su función.

Vigilarme o protegerme ¿Cuál sería su respuesta?

—¿Puedes bajar un momento? No importa si te escondes detrás del árbol para que los demás no te vean, tu presencia solo la puedo sentir yo, y lo sabes —escuché el sonido de la rama al moverse por el brusco movimiento, y luego como se quedaba de espaldas a mí.

—Sin duda merece poseer a la loba blanca.

—Preguntaría cómo lo sabes, pero estoy segura de que fueron los chicos de Luna Negra y la conexión con mi hermano.

—Tras la muerte de mi prima, fue mi hermano quien tomó el mando, no inmediatamente claro está.

—Lo sé, de los centinelas que lideraba Luana no quedó nadie, incluso cuando Matt asumió el lugar del alpha, ninguno de los centinelas volvió a Luna Negra en mucho tiempo.

—Cuando usted tuvo su primera transformación, ese día, Rocco envió a los primeros centinelas oficiales, antes de volver a formar parte de Luna Negra, era preciso firmar un nuevo tratado, como se ha venido haciendo cada vez que un nuevo alpha toma el mando de una manada. Debido a la muerte de Sofía y de que Josías le cedió el mando a Matthews, mi tía Betsa no quiso enviar a nadie a Luna Negra, no hasta que la manada se estabilizara por completo.

—Pero, aun así, había algunos centinelas en la manada, estaban allí por mí ¿Verdad?

—Ninguno de ellos pudo hacer nada por usted, me disculpo en su lugar y me avergüenzo por ello.

—No hagas eso Ray, y no me trates de usted, no a mí, Luana era muy importante para mí, era la compañera de mi hermano y murió por mi culpa, los Centinelas del Sur no me deben nada, al contrario, yo les quité lo que más amaban.

—Le aseguro que —me giré enojada—. Te aseguro que ellos no piensan así, el luto por la muerte de un centinela puede durar más años de los que te imaginas, y perder a un líder es aún peor.

La primera vez que lo vi, no me había fijado mucho en su apariencia, pero Ray se veía bastante joven, era castaño de ojos miel, seguramente acababa de cumplir la mayoría de edad. Y su aura, despedía la misma sensación que la de Luana, se notaba que el linaje de los líderes de los centinelas era fuerte y puro.

—Sé que los centinelas estuvieron detrás de mí desde que abandoné Luna Negra, sé que alejaron a los rastreadores de Matt y también sé que acabaron con los otros, incluso me dejaron comida muchas veces, aunque intentaron ocultar su rastro, de mí sería casi imposible.

—Lamentablemente no sabemos quiénes eran esos lobos desterrados, a pesar de capturar a algunos con vida, no hemos logrado averiguar quién estaba al mando, lo único en lo que todos estamos de acuerdo es en que.

—Que yo era su objetivo —él asintió—. Ahora dime ¿Cuáles son tus ordenes Ray? —él sonrió de lado, sí, Ray se veía muy bien.

—A mis tíos, Betsa y Rocco quieren verte, a ti y a Kiara —asentí seria, aunque no sabía si sería capaz de dar la cara a los padres de Luana.

—Está bien, diles que encantada iré a verlos cuando las cosas se calmen un poco, vuelve a mí con el día y el lugar ¿Quieres? Ah y también necesitaré que me acompañes.

—Sí, ah el alpha se ha percatado de mi presencia, he de marcharme ahora —sonreí mientras él desaparecía en las sombras. 

—¿Qué hacía un centinela aquí? No, más bien ¿Qué quería el líder contigo?

DestruidaWhere stories live. Discover now