Capítulo 19. Guardia

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¿Qué significaba tener una marca?

Incluso muchos meses después de que Ethan dejara su marca en mi cuello, donde dejaba muy en claro que yo le pertenecía, que sería suya por el resto de mi vida... no había pensado mucho en ello. Sabía lo que significaba la marca para un lobo, ese deseo de monopolizar a su pareja, ese deseo de protegerla de esa manera, formando un vínculo inquebrantable con su compañera, o compañero. Por supuesto, con el permiso de la pareja, porque cuando se hacía de manera arbitraria... yo creo que no funcionaría muy bien para ambos. La marca de un lobo era tan importante como la vida misma, aunque no todas las veces se podía hacer con una pareja destinada, formar un vínculo, también se sentía como una marca en el alma.

Pero, dejando de lado la marca de un lobo ¿Qué significaba tener la marca de Luna? A pesar de lo triste que era saber que una marca de Luna, significaba que una parte de su triste alma debía ser reparada por ti, en forma de un extraño poder y un legado como el de la sacerdotisa. Yo estaba comenzando a creer que, tener la marca de Luna significaba sufrimiento y nada más que eso.

Aunque, en mi cuerpo no había marca alguna que se pareciera, sino que, marcas de sufrimiento, marcas que nunca iban a abandonarme.

—Tampoco las guardianas, o los guardianes, nunca han nacido dentro de una misma familia, ni en la misma manada, definitivamente no nos han puesto las cosas fáciles. Si al menos nos hubieran dejado algo más que un lobo con poderes que necesitan controlarse antes de que dañen a alguien importante.

—O un manual de cómo encender una fogata y no incendiar el bosque en el proceso —solté una carcajada—. Sí, sí que me ha pasado y no es nada agradable.

—Cuando hablé con Kayl y Amara, ellos dijeron que la sacerdotisa debía tener una marca, una que la reconociera como Luna, pero yo no la tengo, en ninguna parte de mi cuerpo.

—Lo sé, y es porque tú eres la última, después de ti, ya no habrá nadie más.

—Johana y todas nosotras pensamos igual, con esto, la profecía llega a su fin.

—Lo sé Dalia, Amara también me lo dijo, que yo tenía todo de Luna, no solo una parte de su poder, sin embargo, yo soy yo, no soy esa Luna, por más que ellos quieran que lo sea, su hija al fin ha completado su alma, pero yo.

—No creo que ellos piensen de esa manera mi alma. Es solo que estaban felices de que tú fueras la última en recibir ese don, ya no tendrán que ver una parte de su hija en otras lobas ¿Lo entiendes? Se acabó, esa profecía también fue como una maldición para ellos, y ahora, ahora su hija por fin podrá descansar, eventualmente podrá reencarnar como ella misma y ese ciclo habrá acabado.

—Sí, tal vez fue más doloroso ver eso que ver a su hija morir una vez.

—Pero contigo se acabó, y eso es bueno, ya no más sacerdotisas, ya no más sucesiones, ya no más sufrimiento. El que nazca una loba blanca ya no será sinónimo de peligro para nadie nunca más —sonreí ante el comentario de Marian.

—Eso significa que no habrá más guardianas aparte de nosotras, me pregunto si nuestros hijos heredarán algo de eso. Tal vez, con esto los poderes también se acabarán.

—Nosotras somos las últimas guardianas entonces, cada una posee el don de un elemento, como lo vieron en nuestra forma de loba, en el lomo de cada una, está nuestro símbolo —habló Dalia—. Mi poder es básicamente dominar la plata, puedo sacarla del sistema de un lobo haciendo el mínimo daño y utilizarlo como arma también. Con practica y con ayuda del vínculo de una manada, podría evitar bajas de los nuestros, eso es importante, así que todavía me queda mucho entrenamiento por delante, aun me cuesta mucho, como se lo podrán imaginar, ninguna de nosotras tuvo el tiempo suficiente para practicar.

DestruidaWhere stories live. Discover now