Capítulo 6. Te encontré

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ETHAN

Soledad...

¿Qué podría significar esa palabra para alguien como él? Que pasó años de su vida buscando un consuelo, buscándola a ella, desde aquella vez que la vio en sus sueños, ella permaneció imperturbable en sus recuerdos, pero al final, era solo eso, un recuerdo de un sueño.

El camino fue largo, a cada paso que daba, solo recordaba su derrota, caminó directamente a su casa, luego de ese viaje no deseaba hablar con nadie, su lobo estaba furioso y él sentía lo mismo, era como una bomba de tiempo que amenazaba con explotar a la menor provocación.

Necesitaba calmarse, necesitaba mantener el control.

—¿Qué demonios haces aquí? ¿Quién te dejó entrar? —furioso, así fue como comenzó a gritar, estaba reteniendo a su lobo de que saliera y la despedazara por tal osadía.

No, no era lo que esperaba encontrar al regresar a su manada, y no la necesitaba, no a ella, su alma estaba hundida en desconsuelo, su corazón derrotado y su orgullo, ese que era inquebrantable, se estaba tambaleando.

—Estaba esperándote cariño, hace un año que no te veo ¿Así es como recibes a tu mujer? —preguntó ronroneando, se levantó de la cama completamente desnuda y se acercó a él.

Apenas la tuvo a su alcance, la tomó con fuerza del brazo, tomó su ropa y la sacó a rastras, no deseaba hacerle daño, pero si seguía abriendo la boca, no sabía si sería capaz de controlar a su lobo, él tenía mucho peor carácter que su dueño.

Sí, efectivamente, acababa de volver de buscar por diferentes manadas a su compañera, la cual llevaba buscando hacía ya, más de un siglo. Manada, tras manada, y una decepción peor que la anterior, la última manada que visitó fue Luna Negra, pero allí tampoco estaba, así que emprendió su viaje de nuevo a la suya, Diamante Oscuro, la más grande y respetada de todo el continente.

—Me tienes harto Mara, no vuelvas a entrar a mi habitación o la próxima vez te mataré ¿Lo entiendes? Esta fuera de los límites —ella asintió temblorosa—. Y no somos novios, no eres y nunca serás mi mujer, solo tuve sexo contigo una maldita vez, no te tomes atribuciones que no te corresponden, conoce tu lugar —y con eso la dejó en el pasillo.

Mara Cage era bonita, tenía un hermoso cabello de color chocolate, como sus ojos, su sonrisa era ardiente al igual que su cuerpo, era algo de lo cual, ella estaba muy orgullosa. Había estado enamorada del alpha de Diamante Oscuro desde que eran adolescentes, siempre buscando la manera de estar cerca de él, incluso propiciando encuentros "accidentales". Debido a su lugar como delegada en la consejería de educación infantil, siempre estaba metida en la casa de los padres del alpha, lo cual, hacía más probable encontrarlo en su camino. Aunque ella no parecía querer aceptar que lo suyo, con él, no había sido más que algo de una sola noche.

El alpha caminó directo a su despacho, donde lo esperaban Jake Wells, su beta y Yarden Reed, su gamma, junto con su padre, Kaiden Dankworth. Mientras estaban de viaje, su padre y Yarden se quedaron a cargo de la manada, ya que Jake lo acompañó a buscar a su compañera también, lastimosamente compartían la misma pena, años de búsqueda que les habían dejado casi sin esperanzas, y sin deseos de seguir viviendo.

—Hijo, es bueno tenerte de vuelta —su padre lo saludó dándole un abrazo, el cual, por supuesto, él correspondió al instante—. Tu madre ansia verte.

—Padre —inclinó la cabeza de manera respetuosa, miró a los chicos y se acercó a sentarse frente a su escritorio, ellos lo siguieron atentos—. Jake, Yarden, bien, ya que estamos aquí, necesito ver inmediatamente los reportes de todo lo sucedido, Jake ya se encargará de darles lo de nuestro viaje, no hay mucho que decir del motivo principal, pero las otras manadas han estado siendo atacadas por desterrados, en un número insignificante, pero constante.

DestruidaWhere stories live. Discover now