En ese momento el grito de uno de los soldados de afuera de escuchó.

El suelo tembló, y el polvo se extendió.

Hicieron silencio absoluto.

Las bombas con censor se habían activado debido a un mal movimiento técnico de uno de sus hombres y el túnel estaba cayendo, piso a piso.

— ¡Demonios!

— ¡¿Capitán, que hacemos con todo esto?!

Han Qin lo pensó un segundo, aun con el techo viniéndosele encima. Esa era una prueba más que contundente del delito del cartel. ¿Lo dejaría hundirse simplemente?

Pero... ¿Y si le costaba más de una vida?

Ser el capitán, no era malditamente sencillo.

—Déjalo. Corre, ¡corre!

Y luego el techo se vino abajo.

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—Mami, ¿dónde está papi? — Un pequeño de no más de diez años se acercó a su madre que miraba acongojada y con lágrimas en los ojos las noticias a la espera de alguna información.

La mujer tomo al infante en un abrazo reconfortante. —Sólo fue a comprar algo, cariño, ya volverá... ya volverá...— Dijo en la mujer intentando ser fuerte.

—Mami... ¿Por qué estas llorando?

—Mi amor, ¿quieres huevos con tocino? — Se puso de pie y fue a la cocina para secar sus lágrimas a escondidas.

El niño se sentía muy triste de ver a su madre así. Nunca la había visto tan infeliz por preparar huevos y tocino. Luego desvió su mirada a la TV que informaba el caótico momento en Gong won.

Escuchó a su madre sollozar y el niño corrió a la habitación de su progenitora, abrió cuidadosamente la puerta y tomo la fotografía de su papa. Era un hombre joven, con el uniforme de las fuerzas armadas. Acarició con sus pequeñas manos su rostro sobre el cristal.

— ¿Papi, que sucede como mamá?

En la cocina, Mei Li se abrazó a sí misma y chilló. — ¡Vuelve a casa, KiYong! Vuelve a casa con tu hijo...— Apoyó su espalda contra la alacena y se deslizó sin la fuerza para mantenerse en pie mientras el eco de las noticias fatales acerca de las perdidas en Gong won se oían.

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Hizo una seña con sus dedos indicando a dos soldados de su equipo que lo cubrieran mientras el avanzaba hacia un pequeño bunker cerca del caos.

Su boca sangraba y su uniforme de oficial había perdido el color real debido al polvo de la primera explosión.

—Cúbreme la espalda. — Murmuró al soldado, y este sonrió como un niño.

Cuando recibió la confirmación, tiro del gatillo y de la boca del arma salieron disparadas treinta balas en cuestión de tres segundos, rompiendo la cerradura y dando una patada para abrir la puerta. En el interior había tres personas con los rostros cubiertos por una boquera, dos de ellos tenían la cabeza rapada y el que parecía el líder, tenía el cabello teñido de rojo.

Cuando los tres se pusieron en guardia apuntando con sus metralletas, Han Qin ya tenía a sus cabos ingresando por detrás y apuntando sus cabezas.

—Трахни всех вас! — ¡Jódanse todos ustedes! Bramó el calvo de ojos casi blancos ignorando la maldita pistola detrás de su cabeza y le disparó a uno de sus cabos.

~My sexy maid; spies in trouble~ |EXO|Where stories live. Discover now