Cuando Eli sale de la consulta y me ve, viene corriendo hacia mí y me da un cálido abrazo, el cuál yo le correspondió sin dudar.
-Tranquila, Oasis. Todo está bien- la intento calmar mientras con una mm año le acaricio el pelo.
Nos quedamos unos minutos como estamos- ella llorando en mi hombro y yo calmándola- hasta que ella se separa para mirarme y hablar.
-Gracias por todo- me dice.
-No hay de que- respondo restándole importancia.
Después, la llevo a una heladería y por el camino ella me va contando que tal le ha ido con si sicóloga. Me siento muy feliz de que Eli vaya ahí, porque así va a poder sanar más rápido con ayuda de un profesional.
Cuando llegamos, como siempre, nos pedimos dos helados, uno de oreo para mí y otro de dulce de leche para ella.
Mientras nos los comemos hablamos sobre diversos temas - como por ejemplo el baile de graduación- hasta que la lleve de vuelta a su casa porque me dijo que tenía que hacer una cosa.
Cuando ambos nos encontrábamos frente a su puerta, nos despedimos con un fuerte abrazo.
-Te veo mañana en clase, Oasis- la digo.
-Claro. Adiós, Liam- responde con una sonrisa que parece forzada.
Que extraño. Algo raro le está pasando. Y sea lo que sea, quiero averiguarlo.
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𝔼𝕝𝕚
Lo primero que hice al llegar a casa de Beatriz, es revisar si ella estaba, pero mi duda se solucionó en cuanto vi que me había puesto una nota indicando que estaría fuera toda la noche y que me había dejado un táper con comida. Asi que lo que hice fue sacar un plato y poner los macarrones que ella me había preparado.
M ientras se estaban calentando en el microondas, saqué mi móvil para mirar un poco Instagram. Cuando vi que tenía un montón de mensajes nuevos, me puse a abrir uno por uno.
Pensaba que esos mensajes tendrían cosas bonitas, pero estaba muy equivocada. Me estaban llamando, tonta, fea y sobretodo gorda. Estaba segura de que había sido Tara la que había planeado todo esto y que no debería afectarme, pero si lo hizo.
En ese momento, el microondas sonó indicando que la comida ya estaba lista.
La saqué con mucho cuidado para no quemarme y una vez me había sentado en la mesa con el plato y un tenedor, me lo quedé mirando fijamente.
Sé que esos comentarios sobre que estoy gorda son mentira, pero... ¿Y si no lo son?
Después de unos segundos luchando, contra mi misma, me levanto todavía con el plato, me acerco a la basura y tiro todo el plato de comida.
Creo que eso es lo mejor. Así ya no me volverán a molestar.
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Mirando reels de Instagram, he descubierto una forma de morir. Beber agua con sal.
Resulta que si tú tomas vasos de agua con sal frecuentemente puedes hacer que el corazón deje de latir, causando así una muerte bastante rápida.
No lo dudo y bajo a la cocina. Cojo una vaso y un paquete de sal.
Lo primero que hago es llenar el vaso entero con agua y luego le hecho cuatro cucharadas grandes de sal. Lo renuevo y me lo tomó en largos tragos.
Al principio sabe mal- teniendo en cuenta que está muy salado-, pero luego acabas acostumbrándote.
Una vez término de tomármelo, vuelvo a mi habitación y me pongo a dormir un rato.
