Me desperté por los fuertes golpes que estaba dando mi padre en mi puerta.
-¡Elisa abre la puerta de una vez! - gritó histérico.
Como no quería más problemas de los que ya tenía con él por los golpes, decidí vestirme rápido.
-Ya voy- le dije mientras me sujetaba el pelo con una coleta baja.
-¡Abre la puta puerta! - me volvió a gritar.
Abrí apresuradamente y bajé hacia la cocina sin pararme para ver lo que quería.
Cogí algo para desayunar y me fui corriendo.
-¿A dónde vas? - me preguntó mi padre bloqueándome la salida.
-Al instituto- me limité a responder.
-¿Has limpiado la cocina y las habitaciones? - preguntó.
-Si- murmuré-. ¿Me puedo ir? Voy a llegar tarde por tus malditas tonterias.
Sin darme cuenta de lo que había dicho, el elevó su mano y me pegó una bofetada tan fuerte que hizo que me tambaleara de dolor y cayera al suelo.
-La próxima vez-me susurró al oído-. Me aprendes a respetar y te callas antes de hablar, ¿me has entendido?
Asentí como pude conteniendo las lágrimas.
Me levanté y fui hacia el instituto.
No era la primera vez que me golpeaba, pero había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo hizo y nunca me hacia daño en la cara, así que hoy me resultaría más difícil de ocultar el golpe, pero como nadie me hablaba, era mejor, así nadie se percataron de mi situación y me dejaba tranquila.
Como hacia frío en la calle, metí mis manos en los bolsillos del abrigo y allí encontré algo que no había usado en mucho tiempo y lo daba por perdido. La navaja que usaba para hacerme cortes.
Creía que nunca la iba a volver a usar, pero ya no estaba muy segura de eso.
Decidí dejarla guardada en el bolsillo por el momento y después de clases ya decidiría.
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Al llegar al instituto, fui hacia mi taquilla.
Cogí mis libros y me dirigí a la clase de matemáticas.
Me senté en una de las esquinas de los asientos del fondo, me coloqué los auriculares y me puse a escuchar música, hasta que la clase comenzó.
Cuando terminamos las primeras clases, salí del instituto y fui hacia una cafetería que había cerca de allí.
Me pedí un chocolate caliente y mientras me lo tomaba, me puse a leer un libro.
Noté que unos chicos del lugar no dejaban de mirarme y señalarme, así que decidí levantarme e irme de la cafetería.
Me percaté de que no dejaban de seguirme y comenzaron a silbarme y llamarme intentando que me detuviera, pero yo comencé a correr más rápido, hasta que uno de ellos se me adelantó y me tomó bruscamente del brazo.
-Suéltame- le espeté furiosa intentando zafarme de su agarre.
-¿Cómo te llamas, bonita? - me preguntó uno de ellos.
-No lo pienso decir y menos a ti- respondí.
Volví a intentar liberarme, pero no podía porque me tenía bien sujeta.
-Mejor dejarla en paz, que aparte de zorra no tiene buen cuerpo- dijo otro.
El que me tenía sujeta asintió y me soltó fuertemente, haciendo que callera al suelo.
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C͜͡u͜͡a͜͡n͜͡d͜͡o͜͡ l͜͡a͜͡s͜͡ e͜͡s͜͡t͜͡r͜͡e͜͡l͜͡l͜͡a͜͡s͜͡ s͜͡e͜͡ a͜͡p͜͡a͜͡g͜͡a͜͡n
Romance𝐌𝐢 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐧𝐨 𝐞𝐫𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐢𝐬𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐥𝐨𝐫, 𝐬𝐢𝐧𝐨 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐢𝐨. 𝐍𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞, 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐧𝐬𝐚𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐲 𝐫𝐚𝐫𝐚, 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐧 𝐝𝐢...
