Una vez terminé de contarles todo lo sucedido con el amigo de mi padre a lo largo de mi vida, decidimos pedir una pizza para comer.
Una vez llamaron al timbre, Liam fue a la puerta y recogió la pizza. Cuando la trajo, algo que me hizo sospechar fue que el logo de la pizzería era con forma de estrella como la máscara que describió Jack. Así que para salir de dudas, decidí volver a preguntar.
-Oye Jack- dije captando su atención-¿Cómo era la máscara de la persona que tenía la pistola?
-Pues, era toda negra y tenía una estrella amarilla en el centro- me contestó este.
Me fijé y coincidían con el logo, pero antes de que pudiera advertirles, Liam ya tenía un trozo en la boca.
En el momento que terminó de masticarlo, le empezó a faltarle la respiración, hasta que cayó al suelo inconsciente.
-Mierda- siseé-. Nos han vuelto a tender una trampa- le dije a Jack mientras ambos nos acercábamos a Liam, que estaba inmóvil en el suelo.
-Liam, despierta- dije zarandeádolo intentando que se despertara-. No me dejes, por favor- supliqué.
-Acabo de llamar a la ambulancia- me consoló Jack-. Dicen que estarán aquí en menos de cinco minutos.
-Gracias- le dije yendo a abrazarle.
-No hay de qué- contestó él-. Pero aún sigo sin entender cómo tú padre puede ser tan mierda de persona que solo te quiere ver mal.
-Dímelo a mi- contesté-. Llevo con él demasiado tiempo.
Seguimos abrazados, hasta que llamaron al timbre y la ambulancia se llevó a Liam al hospital.
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𝕃𝕚𝕒𝕞
Desperté con un fuerte dolor en la sien. No tenía muy claro que había ocurrido, solo que de repente estaba en el hospital.
Eli estaba durmiendo en uno de esos incómodos sofás a mi lado. Se veía preciosa cuando estaba tranquila y no la invadían los malos pensamientos.
Me levanté con cuidado y sin hacer ruido para no despertarla, y me fijé en el reloj que había en la pared que eran las siete de la mañana, así que supongo que hoy se haría el velorio de Avery.
Decidí volverme a la cama y vi que en la Mesilla estaba mi teléfono, así que no dudé en agarrarlo.
Cuando lo hice, vi que tenía algunos mensajes de mis padres, decidí decirles que estaba bien y que estaba en casa de Jack.
Me quedé un rato más mirando las redes sociales, hasta que Eli se despertó.
-Hola- la saludé.
-Buenos días- contesto junto un leve bostezo.
-¿Cómo he acabado aquí? - le pregunté una vez la notaba más despierta.
-¿Recuerdas la pizza que pedimos? -asentí-. Pues bien, resulta que la había enviado mi padre para envenenar a Jack y que muriera, pero me di cuenta de que tenía algo raro y cuando quise avisarte, tu ya te habías comido un trozo y tuvimos que traerte aquí para que te desintoxicaras.
Me quedé estupefacto cuando ella acabó de hablar. Que cabrón era su padre que solo la quería ver sufrir y no la cuidaba como se merecía.
Estuvimos conversando un rato, hasta que vino un médico y me dió el alta.
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𝔼𝕝𝕚
El velorio se haría en dos horas y Liam y Jack estaban comiendo en un restaurante, así que decidí adelantarle e ir al cementerio para dejarle unas flores a mi hermana.
Cuando llegué, me senté en el verde césped al lado de la lápida de mi hermana y no pude hacer otra cosa más que soltar lágrimas y comenzar a hablar.
-Hola Nayara, espero que estés bien en las estrellas- comencé diciendo mientras miraba al cielo y veía una sola estrella brillando.
-Tal vez no te hayas dado cuenta, pero te has convertido en la estrella que más brilla del cielo y eso me pone my feliz porque me recuerda que siempre estarás para mí.
-Gracias por ser la mejor hermana. Nos veremos pronto, pequeñaja- le dije levantándome y dejando unas nomeolvides en su tumba.
Cuando me dispuse a irme a por algo de comer, oí unos sollozos, así que me di la vuelta y vi a una chica llorando desconsoladamente frente a una lápida, así que no dudé en acercarme a ella y abrazarla.
-Tranquila, todo estará bien- la calmé.
-Él me dejó- susurró contra mi volviendo a romper en llanto.
-Era inevitable, la gente siempre se va de una forma u otra. Lo siento- le dije.
-No pasa nada- me respondió una vez estaba más tranquila-. Soy Elía, ¿y tú?
-Elisa- comenté-¿Quieres dejarle estas flores? - pregunté-. Se llaman nomeolvides- ella asintió y yo le entregué un ramo.
Lo colocó y estuvimos un rato hablando, hasta que ella se despidió y se marchó.
Un tiempo después, vinieron todos e hicimos el funeral de Avery.
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