C͜͡u͜͡a͜͡n͜͡d͜͡o͜͡ l͜͡a͜͡s͜͡ e͜͡s͜͡t͜͡r͜͡e͜͡l͜͡l͜͡a͜͡s͜͡ s͜͡e͜͡ a͜͡p͜͡a͜͡g͜͡a͜͡n

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Llegamos a un restaurante y nos pedimos una pizza para compartir.

Cuando nos la trajeron, estuvimos comiendo en silencio, hasta que el decidió romperlo.

-¿Cómo estás? - me preguntó.

-Bien- me limité a responder.

-¿Segura?- insistió.

Yo asentí y no volvimos a hablar más sobre eso y conversamos sobre otras cosas.

Después de un buen rato charlando, sin darme cuenta, me remangué la sudadera, dejando ver las marcas de mis muñecas. Me hizo recordar una de las muchas reglas que me había puesto a mi misma.

"𝐍𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐝𝐞𝐣𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐯𝐞𝐚 𝐭𝐮𝐬 𝐜𝐢𝐜𝐚𝐭𝐫𝐢𝐜𝐞𝐬".

Cuando me percaté de eso, me bajé rápidamente las mangas y como me fijé que me estaba mirando fijamente los brazos, salí corriendo del lugar sin mirar atrás.

Corrí sin detenerme hasta llegar a la vieja casa del árbol.

Esa pequeña casa sobre un árbol, era mi refugio, ahí siempre acudía cuando no podía ir a mi casa por mi padre o si me encontraba mal.

Era pequeña y por fuera parecía muy antigua y descuidada, pero por dentro la había decorado a mi manera.

Subí por las escaleras y me adentro en esa pequeña estancia.

El espacio era muy reducido y solo tenía un salón, en el que había un sofá- que a veces lo usaba para dormir como cama-, un armario con mis libros favoritos, una pequeña nevera- con comida que iba recargando cada semana-, un armario para guardar un poco de ropa mía.

También, había un pequeño baño, con todo lo necesario y sorprendentemente con agua corriente.

Me recosté en el sofá, me puse música a todo volumen con los auriculares y me quedé con los ojos cerrados, relajada, sin pensar en nada y sin problemas de los que preocuparme. Sin darme cuenta, me quedé dormida allí.

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Al levantarme, miré la hora en mi móvil y me levanté rápido al ver varios mensajes de Liam.

Leí sus últimos tres mensajes.

ʟɪᴀᴍ: ¿𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐛𝐢𝐞𝐧?
ʟɪᴀᴍ: ¿𝐄𝐥𝐢?
ʟɪᴀᴍ: 𝐌𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬 𝐩𝐫𝐞𝐨𝐜𝐮𝐩𝐚𝐧𝐝𝐨, ¿𝐝𝐨́𝐧𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬?

Al verlos, le contesté al instante, pero cuando iba a escribir, su foto de perfil apareció en mi pantalla indicando que me estaba llamando. Lo cogí rápidamente.

-Hola- dije.

-¿Estás bien? - fue lo primero que me preguntó.

-Sí, solo me quedé dormida- respondí.

-¿Dónde estás?

-En mi casa.

-Vale, si necesitas algo llámame, ¿si?

-Vale- murmuré-. Adiós.

-Adiós Eli.

Estaba bastante aburrida y no quería ir a mi casa, así que me metí a Instagram y busqué su cuenta.

No tardé mucho en encontrarla y me puse a mirar sus publicaciones.

Stalkear en toda regla.

No tenía muchas cosas publicadas, solo un par de fotos.