Capítulo 21

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Ya disponible en Spotify la lista de canciones mencionadas, e inspiradas en los personajes: 

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—Le digo que no sé nada más. Solo eso escuché, de mis vecinos. ¿Me van a decir qué hizo, o...? —le pregunté al policía.

—No hizo nada, joven.

—Y... ¿entonces por qué lo perseguían?

—Porque uno de sus vecinos hizo un reporte...

—¿Reporte de qué? —interrumpí.

—Pues igual: Una persona moviéndose sospechosamente fuera de su edificio. Y, a lo que vemos, se trata de la misma que usted comenta.

—Tal vez. ¿Dice que no estaba haciendo nada malo?

—Exacto.

—¿Y no se les ocurrió solo preguntarle qué quería, por qué estaba ahí, en vez de corretearlo?

—Uh, si ni oportunidad hubiera habido. En cuanto nos vio, se echó a correr. Y eso ya se considera actividad sospechosa. Además, por cómo estaba vestido, sí creemos que algo malo quería hacer. Oh, pues, ¿se va a poner a cuestionar a la autoridad o nos va a dejar hacer nuestro trabajo?

—¿Cuál trabajo? Si ya se fugó.

—Por eso, joven, pero se intentó, pues.

—Ah... ¿Necesitan algo más?

—Ya no. Gracias.

Me di media vuelta y volví al auto.

Minutos antes, cuando los vi ir tras la persona que vestía de negro, me eché a correr con ellos. Según yo, con la intención de atrapar al sospechoso. Pero llegó un momento donde se metió por una calle estrecha y ya no pudimos seguirle el paso.

Cuando recuperamos el aire, me habían preguntado quién era yo y por qué me había unido a la persecución. Les dije que un residente cercano, del edificio frente a la tienda de ropa. Entonces dijeron que necesitaban hacerme unas preguntas. Lo demás es historia.

Llegué a mi habitación.

Me quedé concentrado en el color oscuro de las cobijas de mi cama. Empecé a crearme escenarios, donde veía a Ruby ahí acostada, dándome cariños en el cabello, y complaciéndome de otras maneras también.

Solté una sonrisa. Caminé hacia mi ventana, hice a un lado la cortina y miré a través. Casi había olvidado qué tan bella se veía la ciudad desde ahí.

Fui a donde el ropero. Me quité la camisa, el pantalón, y así sucesivamente hasta quedar semidesnudo.

Me terminé de afeitar y me metí a la ducha.

Al salir, prendí la televisión y comencé a secarme el cabello. Inevitablemente llegó a mi mente la última vez que Ruby y yo nos habíamos bañado juntos. Creí que sería hermoso repetirlo. Había tanto que quería retomar, tantas cosas que quería recuperar de aquella lista borrada de actividades a tomar.

LO QUE ÉL NO TE DIO (Romance y tragedia)Where stories live. Discover now