Capítulo 6 (Parte 1)

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Ya disponible en Spotify la lista de canciones mencionadas, e inspiradas en los personajes: 

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Al día siguiente, estaba en el estudio sin mucho que hacer. Los cantantes vendrían para terminar la canción el martes. Y como no tenía entregas pendientes, me la pasé dando vueltas y vueltas en la silla, pensando en qué podía crear para no desperdiciar el tiempo.

Por fin una idea brotó, pero, antes de ponerme a grabar, le mandé un mensaje a Isabela, preguntando si podía llamarle para aclarar las cosas. Como no contestó en los siguientes diez minutos, y no me urgía que lo hiciera, me metí a donde los instrumentos y me puse a grabar. Y así pasé todo el lunes. Cuando llegaron las siete, abrí la conversación de nuevo. Isabela ya había visto el mensaje, pero no respondió.

Al otro día, llegué al estudio más temprano de lo habitual. Incluso le gané la carrera a Elizabeth. Llegué a conectar los micrófonos y a hacer pruebas, para que cuando llegaran los cantantes perdiera el menor tiempo posible.

Y así fue. Cuando llegaron y entraron a la cabina, no pasó más de una hora y ya teníamos las tomas listas. Así de rápido habíamos terminado. Como no tenían prisa por irse, los invité a comer. Me sentía contento, sinceramente; adoraba trabajar con gente así de profesional.

Cuando se fueron, eché otra escuchada a las grabaciones, y cuando me convencí de que todo estaba perfecto, las envié a mis ingenieros.

El miércoles por la mañana, abrí mi correo y tenía de vuelta la canción, ya lista para entregar. Entonces la envié al cliente, y, para fortuna de todos, dijo que era justo como la había imaginado, y que habíamos hecho un trabajo excelente. Sentí una calma inmensa al escucharlo.

Ese día estuve de suerte, porque en la noche, por fin, Isabela respondió mi mensaje. Pero dijo que no quería hablar de lo que había pasado por llamada, sino en persona.

El día siguiente, pasé por ella para llevarla al restaurante de un amigo. Le conté cómo fue que nos encontró a mí y a mi exnovia en el subterráneo, y después de unos minutos se convenció de que no había sido más que una casualidad. Tardó más de lo que imaginaba, pero al final entendió lo que desde un principio creí haber dado a entender; yo no buscaría estar cerca de Kenia ni aunque me pagaran. Menos a solas.

Cuando terminamos de comer y conversar, la llevé a casa. Pero esta vez no quiso que llegáramos a la esquina, sino frente a la puerta principal. Parecería una tontería, pero para mí ese detalle significaba algo. Supuse que se había pensado las cosas e intentaría darle más seriedad a lo que fuese que tuviéramos.

Cuando estuvimos ahí, dijo que esperara para hablarle a su padre y que pudiera presentarnos. Pero al escuchar eso me hice tonto, diciendo que tenía que irme urgentemente a atender un asunto familiar. No reprochó. Me dio un beso y se fue, alegre.

Como a mitad de la comida, había dicho que estaba por entrar en etapa de exámenes y proyectos, pensé en dejarla en paz para no distraerla. De repente habían pasado dos semanas sin que habláramos. Me había escrito, pero seguí en mi postura. Durante ese tiempo, me sentí muy bien, para ser franco. Porque no depender de ella significaba no haber vuelto a tener una crisis por el trabajo.

LO QUE ÉL NO TE DIO (Romance y tragedia)Where stories live. Discover now