LO QUE ÉL NO TE DIO (Romance y tragedia)

Capítulo 3 (Parte 1)

Ya disponible en Spotify la lista de canciones mencionadas, e inspiradas en los personajes: 

Domingo por la tarde. Había batallado un poco en abrir los ojos; estaban tan pegados que hasta me arranqué algunas pestañas. También hice un esfuerzo por no vomitarme encima por el sabor a café echado a perder que tenía en la boca.

Me desperté a las dos. Y, aunque no me enorgullece confesarlo, lo hice temprano para ser un domingo. Y es que, para mí, el peor día de la semana era el domingo. Porque, la mayoría de estos, mis ganas no me daban para más que para estar hasta la noche en el sofá de la sala viendo sesiones musicales en YouTube, fumando y bebiendo.

Pero, ese día quise hacer algo diferente; me sentía de buenas, animado. No podía quedarme acostado y nada más. El ver el sol hizo que me dieran ganas de salir. A lo que fuese, a donde fuera, pero salir al fin. Así que, decidido a no perder más tiempo, me levanté de la cama, agarré una toalla y fui a la ducha.

Cuando salí, tomé el celular, y vi que tenía un mensaje de Isabela, donde me daba las buenas tardes y me preguntaba cómo iba mi día. Eso me alegró, sinceramente. Para mi sorpresa, propuso que nos viéramos; que fuéramos a comer. Sería la primera vez que nos veríamos dos días seguidos. Por supuesto, acepté encantado. Comentó que no haría nada en todo el día, así que le dije que haría mis pendientes, y que, una vez terminados, iría por ella.

Bloqueé el celular, terminé de cambiarme y me fui al cuarto de al lado, donde estaba mi estudio, a darle una última revisión a mi canción. Eché una mirada de desprecio al piano, recordando que hacía dos días no me había ayudado en absoluto, y me senté en el escritorio, frente a la computadora. Abrí los archivos correspondientes, tomé los audífonos, reproduje la canción y me concentré lo más que pude para captar cualquier error de grabación.

Afortunadamente, no había ninguno. Pero, para mejorarla, agregué algunos efectos de sonido. También le quité unas líneas melódicas de guitarra que consideré innecesarias; eran tan horrendas que no podía entender cómo me habían si quiera pasado por la cabeza.

Después de una hora, terminé. Me paré a estirarme un poco, y le llamé a Isabela para avisar que ya iría en camino. A lo que, con un tono bastante amigable, respondió: «Perfecto, ya estoy lista». Eso me alivió; no quería llegar y que me dijera que apenas se estaba duchando.

Encendí el coche, me puse el cinturón de seguridad y arranqué. No sin antes iniciar mi lista de reproducción. Esta vez sonó: «Instant Crush» de Daft Punk y Julian Casablancas.