Capítulo 14 (Parte 1)

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Ya disponible en Spotify la lista de canciones mencionadas, e inspiradas en los personajes: 

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Sentí como si el mundo se hubiera congelado. Dejé de escuchar las voces de fondo, incluso la que me ordenaba con cansancio que nos largáramos. Solo podía centrarme en los ojos de Ruby. El silencio más profundo que experimenté alguna vez.

Las expresiones de ambos eran de sorpresa, sobre todo la suya. Fue como si hubieran tenido que pasar horas para ambos poder asimilar lo que estaba ocurriendo; a quién teníamos en frente, pero las circunstancias nos obligaron a hacerlo en solo cuestión de minutos.

Elizabeth había dejado de tirar de mí, y las chicas de reír. Sentí como si Ruby yo nos convirtiéramos en los protagonistas de una obra de teatro de suspenso. Rodeados de miradas que no sabían qué esperar de nosotros; atentas a cualquier reacción.

Perfectamente me hubiera quedado minutos en la misma situación. De no ser porque dejó de mirarme de forma sorpresiva, para hacerlo de manera alegre. Yo seguía observando con cierto miedo, sin saber qué esperar.

Escuché que Rebeca —la amiga de Isabela—, le decía algo, aunque no comprendí qué. Ruby le hizo una seña con el dedo y caminó hacia mí. Elizabeth volvió a intentar jalarme del antebrazo, pero cuando se percató de que puse resistencia, me soltó y se fue caminando hacia el auto.

Supuse que las chicas asimilaron que debíamos estar a solas, porque de repente la encargada de la música subió su volumen, y unas a otras se iban codeando. Poco a poco se giraron hacia el centro del círculo.

Cada paso que dio me hizo temblar y descontrolar la respiración. En el fondo, seguía teniendo ganas de huir. Aunque también las de escuchar su voz.

Cuando estuvo a unos metros de mí, extendió las manos, como si tratase de tomar cualquier objeto en el aire. Al llegar, las acomodó en mis hombros. La tomé de la cintura y la apreté contra mí. Yo estaba debajo de la banqueta, lo que hizo que nuestras cabezas quedaran perfectamente alineadas.

Ninguno dijo una palabra.

Fue un abrazo tan cálido que empecé a sentir un poco de sudoración. Hice lo posible para tocarla cuanto pudiera. Puse mi cabeza en su hombro. Fue así como comencé a relajarme.

Después de unos minutos, retrocedimos.

Le tomé de las manos en breve, pero, cuando vio mi expresión, se quitó para llevarlas a mi cara.

—¿Qué tienes? —dijo sonriente, y comenzó a limpiar mis lágrimas.

Aún no tenía fuerza para responder.

—¿Tan feliz estás por verme? —Soltó una pequeña risa— Ya, no pasa nada.

Me di cuenta de que las chicas al fondo nos miraban de reojo de repente. Lo que hizo que quisiera voltear hacia mi auto a ver si Elizabeth también. Sin embargo, cuando estaba por girar el cuello hacia el auto, Ruby me interrumpió al entrelazar los dedos con mi cabello.

LO QUE ÉL NO TE DIO (Romance y tragedia)Where stories live. Discover now