Capítulo 12 (Parte 1)

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Ya disponible en Spotify la lista de canciones mencionadas, e inspiradas en los personajes: 

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La moneda arrojó cruz como resultado.

Kenia soltó una carcajada.

Intenté convencerla de que nos jugáramos dos de tres intentos, pero de nada sirvió.

Pensé que las cosas no serían tan malas. Solo debía... encontrar la manera de hablarle a alguien para que estuviera a cierta hora en el restaurante. Sencillo. ¿Qué más daba? Aunque, claro, la persona debía entregarme unas llaves, y no podían ser cualesquiera; ella conocía las mías.

Estaba en un grave problema. Y, las cosas se pusieron peor a partir de que comentó lo siguiente:

—Perfecto, ya vamos arriba.

—No, no. ¿Cuál arriba?

—¡Pues ese fue el trato!

—¡Estás mal! El trato era que iríamos con mi amigo, y ya. Tú te quedas aquí hasta que baje.

—Ya te dije que me da miedo.

—Pues entonces regresa más tarde. Si es que quieres...

—¡Sí, sí quiero ir! —me cortó—. ¡Deja de intentar convencerme de que no vaya!

—No estoy intentando nada.

Volteé a ver mi reloj. Era bastante tarde. No sabía qué amigo podría hacerme tal favor. Menos en pleno domingo. Por un momento pensé en Francisco, pero Kenia lo conocía. Pablo tal vez, pero sospecharía por no haberle dicho desde un principio que iba con él.

Fuera de ellos, desconocía quién estaría dispuesto a tanto.

—Tengo una idea —dijo, interrumpiendo mis pensamientos.

—¿Ahora qué quieres?

—Volvamos a lanzar la moneda.

—No vas a subir, Kenia. Ya te dije.

—Eso es lo interesante. Te haré otra propuesta.

Eché un vistazo rápido a la calle. La cantidad de autos disminuía cada vez más. También la de caminantes.

De pronto vi acercarse el auto de mis vecinos: una familia de tres bastante amigable. Bajaron la ventana para saludar y, cuando el padre notó la presencia de mi exnovia, ni siquiera esperó a que le respondiera para subirla de vuelta. Alcancé a mirar que me hacía la seña de un teléfono con la mano, y luego giró el índice varias veces (como lo haría un remolino). No supe qué quiso darme a entender.

Cuando terminé de divagar, continué.

—¿Qué propuesta?...

—¿Puedes dejar de ser tan seco conmigo?

LO QUE ÉL NO TE DIO (Romance y tragedia)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें