Capítulo 2 (Parte 1)

542 17 7
                                    

Ya disponible en Spotify la lista de canciones mencionadas, e inspiradas en los personajes: 

Ya disponible en Spotify la lista de canciones mencionadas, e inspiradas en los personajes: 

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No tuve una buena relación con mi madre. Nunca se acercó para preguntarme cómo estaba, o si había tenido un buen día en la escuela. Incluso, debo decir que, las únicas veces que me prestaba atención, era cuando estaba enojada; que creía —quiero suponer— que arrancar los posters de mis paredes y rayar mis discos la harían sentir mejor.

Supongo que no debía de quejarme de ella, porque al menos tenía una madre. Pero ¿y qué más? No tenía gratos recuerdos. Y no podía contar ni siquiera diez cualidades suyas. Ni hablar. Seguro que no fui el único que creció sin cariño maternal.

Si había algo que me gustaba de relacionarme con una mujer que era mayor, casada, y madre, a pesar de sus riesgos, era que, inevitablemente, sentía un trato más especial. Más dulce, no lo sé. Como si fuera su... niño pequeño. Era complicado de detallar, pero me encantaba. Ninguna chica de mi edad me hizo sentir así alguna vez.

La noche anterior, antes de sentarme frente al piano (mucho antes de llamar a Isabela), había recibido en casa a mi amiga Tania. Que, después de compartir caricias, cuando ya se iba, dijo que estaría sola en su casa, por si quería visitarla más tarde. Así que, cuando Isabela y Kenia me dejaron solo, la llamé, y la invitación seguía en pie. Horas después, que ya era de mañana, en su cama, me despertó con un beso, y una caricia en la mejilla. Y a los minutos, me encontraba sentado en la barra de su cocina, viéndola prepararme el desayuno.

—Creí que no te iba a volver... O sea, pronto. No pensé que vinieras. Con eso de que te la pasas trabajando —dijo, con una sonrisa bien pronunciada.

—Pues sí. No planeaba hacerlo, pero cuando agarré el piano..., no sé, me aburrí. Y ya no quise hacer nada.

—¿Te aburriste? ¿Del... piano? —Levantó una ceja.

—Sí. De la música... más bien. Sí.

—Bueno —Levantó los hombros y los bajó al segundo—. Menos mal, ¿eh? Tenía muchas ganas de que vinieras.

—Menos mal.

Dejó un plato lleno de panqueques, un bote de miel y uno de mermelada frente a mí. Luego sirvió café en una taza gigante.

—¡Uh qué bien! —Sonreí—. Gracias por esto, en serio.

—No es nada. Y... ¿qué vas a hacer hoy? ¿Día ocupado? —Bebió de su taza.

—Algo. —Terminé de masticar y continué—. Seguir trabajando. Odio tener que hacerlo en fin de semana, pero ¿qué te digo?

—¿Cómo? ¿Y por qué lo haces? Tú eres como tu propio jefe, ¿no?

—Sí. Pero tengo que avanzar en lo que dejé tirado ayer.

—¿Por qué no lo dejas para mañana? Hoy descansa, dijiste que no habías dormido muy bien.

LO QUE ÉL NO TE DIO (Romance y tragedia)Where stories live. Discover now