33 Sobre BDSM y consenso

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Hola a todos, aquí Coco, quien ya no sabe ni lo que escribió >///< pero que definitivamente piensa que lo encontrarán muy... informativo 7u7 Fufufu, creo no escribía así desde El Bibliotecario. No estoy segura de que sea tan sexy, pero en definitiva si es al menos igual de divertido ^u^ Nuestros protagonistas por fin se están graduando de su "curso", nuestros antagonistas están a punto de explotar, y el resto de nosotros ya está listo para ver qué es lo que pasará cuando el mundo arda en llamas. Aunque claro, no todavía ^w^

Mejor los dejo de ir a disfrutar de este capítulo largo, y me despido como siempre deseándoles un fabuloso inicio de semana y una noche deliciosa de lectura. Ya saben qué hacer 💋 Posdata: por razones obvias, en esta ocasión no podré meterles muchas imágenes >u< pero si les puse dos o tres como ayuda visual, fufufu. Posposdata: recuerden que también hay capítulos nuevos de mis especiales de octubre en mis perfiles de Inkitt y FanFictionNet. Será fabuloso verlos por allá  💕

***

Rojo. Nada más entrar, Meliodas confirmó que la lujuria, el amor y la pasión tenían que ser de color rojo. El lujoso espacio con pisos y paredes de mármol, cristalería fina y herrería dorada estaba decorado aquí y allá con lienzos de un brillante color escarlata que de inmediato despertaban al deseo. Había algo vintage en el ambiente pero, al mismo tiempo, aquel espacio parecía tan y moderno como lo mejor del siglo XXI. La vista con sus ventanales de piso a techo simplemente te quitaba el aliento, y habría sido difícil diferenciar aquel lugar de un spa, de no ser porque el primer rastro de las prácticas BDSM del lugar se encontraba en los impactantes sillones de cuero negro del recibidor. Sí. Aquel pedazo del cielo era definitivamente un club sexual. Dichos sillones ya estaban ocupados por las parejas de los recién llegados.

—¡Mi bomboncito rancio!

—¡Muñeca! —La pelimorada se arrojó a los brazos de un hombre alto, bien parecido y con un traje rojo vino. Lo único que desentonaba de aquella pareja era la diferencia de edades, pues el caballero ya tenía el cabello gris cano, y ella apenas parecía rebasar los veinte.

«Bueno...», pensó, teniendo que apartar la mirada por lo incómodo que se sintió al verlos besarse apasionadamente. «Para el amor no hay edad. Seguro hay una historia detrás de ellos».

—Hey, ¿a dónde miras? —preguntó Elizabeth sujetándolo de los hombros con un tono entre juguetón, celoso y alegre—. Tú solo debes mirarme a mí. —Acto seguido le dio un beso aún más apasionado que el que se dieron los otros dos, y no lo soltó hasta que hubo aflojado todo el cuerpo—. Hola, mi amor.

—Hola Ellie —soltó con una voz temblorosa como la de un borracho. Su amable anfitrión dio unas carcajadas de gozo, y cuando el rubio pudo volver a sostenerse en sus pies, se acercó para extenderle la mano.

—Bienvenido —dijo con un sólido apretón—, ¡al Club Rouge! Mi nombre es Galand, y seré su anfitrión y asistente en la clase de hoy. Entiendo que eres la pareja de mi apreciable colega, ¿verdad? ¡Felicitaciones por atrapar a esta escurridiza sirena!

—Gracias. Aunque no estoy seguro de que no fuera al revés.

—Este chico me gusta, Ellie, ¡tiene chispa! —rió abrazándolo por los hombros—. Aunque no creo que entienda el gran logro que realizó. No todos los hombres tienen el valor de dejarse llevar a las profundidades por su sirena para ahogarse en pasión —Acto seguido le guiño un ojo a su novia—, y mucho menos se atreven a explorar lo que hay en esas misteriosas y oscuras aguas. Tranquilo amigo, no pensamos ahogarte. —rió al ver que parecía tomar su metáfora de modo literal—. Al menos, no hasta que lo pidas.

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⏰ Last updated: Apr 29 ⏰

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