21 Sobre higiene íntima y cuidado personal

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Hola a todos, aquí Coco y... ¡Que emoción! ^w^ Por fin estamos llegando otra vez a donde nos habíamos quedado antes de desaparecer. El esfuerzo en nuestra restauración no ha sido en vano :'D [aplaude y se limpia una lagrimita] Muchas gracias por haber sido tan pacientes y amorosos cocoamigos, no lo habría logrado sin ustedes, ¡son mi inspiración! <3 Cosas fabulosas se vienen en agosto y, aunque el final de esta obra no es una de ellas XD estoy segura de que igual lo disfrutaremos juntos y haremos fiesta de ello, ¡será muy divertido! Y hablando de divertirse... fufufu 7u7 Ya saben qué hacer. 

***

—Co... ¿Cómo?!

—Lo que escuchó —dijo ella al borde de un ataque de risa—. Quiero que me enseñe su método de higiene íntima.

Ese habría sido el momento perfecto para un infarto. Meliodas se quedó congelado ahí, con los ojos como platos y la boca abierta, y aunque estaba rodeado de agua, sintió como la boca se le secaba. ¿No estaban yendo demasiado aprisa? Pasar la noche juntos, compartir cepillo dental, ¡y ahora bañarse! La verdad, no estaba seguro de cuáles habían sido sus aspiraciones al confesarle a Elizabeth sus sentimientos; tal vez debía en realidad no esperaba ser correspondido. Ahora, justo en ese instante, la tenía pidiéndole más. Se sentía tan feliz como intimidado y, además, tenía que resolver algunas cuestiones importantes.

¿Cómo le dices que no a la mujer que más has amado en la vida? ¿Cómo sales por la tangente cuando ya los dos están mojados bajo la ducha? ¿Cómo negar que quieres hacer justo lo que te ha pedido, aún cuando sabes que eso te convierte en un pervertido? ¿Lo haría? ¿No lo haría? Pero lo deseaba, ¿qué se lo impedía? Y entonces se dio cuenta de cuál variable faltaba si quería continuar con aquel juego.

—Eli... no es por enseñarme erotismo, ¿verdad? —Fue el turno de la albina de mostrar sorpresa en la mirada, y con sus mejillas encendiéndose aún más, lo abrazó y negó sutilmente con la cabeza—. Solo qui... quieres ver como me toco... ¿cierto? —Un beso en el hombro, una sonrisa, y un ligero asentimiento—. ¿Tanto así me... tanto así me deseas?

—Sí. Lo siento mucho, sé que debe parecerte que soy una adicta, pero...

—No, creo que entiendo. Además, no soy la persona apropiada para juzgar las obsesiones de otros, ¿verdad? —Una risa cantarina de sirena rebotó con eco en las paredes de su baño, y sintiendo que su corazón se liberaba, el rubio extendió la mano hacia el jabón.

Agua tibia. Espuma de jabón neutro desinfectante. La bella peliplateada desnuda y ansiosa. Y estaba a punto de ponerse a hablar de limpieza. Su TOC, su lado valiente y su yo romántico estaban de acuerdo en que aquella era la escena erótica más candente del mundo, y siendo así, poco importaban las otras preocupaciones. Iba a disfrutar de ese momento al máximo.

—Bu... bueno... Primero, se debe hacer espuma con las manos. Y es mejor si el jabón es neutro para que no irrite los ge... los ge...

—Los genitales, cariño —La doctora había comenzado a respirar de forma más lenta y acompasada, y lo miraba con ojos brillantes mientras miraba las burbujas en sus manos—. Sigue...

—En... entonces... bueno, creo que en eso coincide con la limpieza femenina. Se tiene que hacer del frente hacia atrás y... ahm... comenzamos con el... el... ¡el glande! —No había necesidad real de gritar, pero el pobre estaba tan nervioso que fue inevitable que lo hiciera. Estaba muy rojo, pero no se debía al vapor. Conforme hacía la explicación, iba señalando dichas partes en su cuerpo, aunque sin tocarlas, sentía que aún no podía ir tan lejos. Contrario a su exaltación momentánea, las siguientes palabras le salieron en susurro—. Se hace para atrás el prepucio y lo... lo limpias. Lavas bien la zona con agua y jabón.

Letras y SexoWhere stories live. Discover now