6 Cómo besar de forma eficiente

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Hola a todos, aquí Coco, quien está disfrutando de que por fin haya llevado el viernes, aunque tenga la perspectiva de un fin de semana lleno de tareas XD Por hoy, me voy a permitir relajarme, ¿y qué mejor forma de hacerlo que trayéndoles un nuevo capitulo de esta divertidísima historia erótica? <3 

Ahora, antes de empezar, quiero darles de antemano una pequeña disculpa a las ganadoras de mi última cocotrivia :'0 Sé que habían pedido que actualizara de golpe todos sus capítulos y que volviera a publicarla en tiempo real, pero... ¡ahora mismo estoy demasiado ocupada por el final de semestre! ¡Gomenasai! >o< Les prometo que en cuanto lleguen las vacaciones me pongo a ello, pero de momento, espero que puedan disculparme y seguir disfrutando de esta obra de a poquito cada friday :'D [las soborna con un beso y un donut color rosa]

Muchas gracias a todos por seguir dándome su apoyo y tener paciencia UwU Sin más demora, pasemos a la lectura de hoy. Ya saben qué hacer, fufufu <3 

***

—¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué? ¿Por qué no se me baja, maldición?

Meliodas llevaba cerca de veinte minutos bailando macarena bajo el chorro de agua fría, y su contundente erección no disminuía. Aunque claro, no era para menos. Después de su última sesión con la hermosa doctora Liones, prácticamente todas las noches soñaba con ella. Veía su dulce sonrisa, su cabello largo, sus ojos brillantes y su impecable presencia. La veía por todas partes, creía oír su voz, y en los momentos más inoportunos, incluso recordaba el tacto de sus manos. Era una locura, y sus sentimientos estaban igual de incontrolables que su entrepierna.

Lo más grave de todo era que, en realidad, él sentía que su atracción por ella no se debía sólo a lo físico. Podía reconocer los síntomas fácilmente, no por nada era escritor de novela romántica: las palpitaciones, el sonrojo, el suspiro atravesado en el pecho. Indudablemente se estaba enamorando. Pero ella parecía no haberlo notado ni un poco. Ni siquiera estaba seguro de que se hubiera enterado de que las flores de la vez pasada las había enviado él. Más allá de lo profesional, no había pasado nada, y el rubio se sentía cada vez más nervioso de haber malinterpretado la situación.

Pero, ¿en verdad había sido así? Después de todo, él no estaba seguro de si lo que pasó en su consultorio era normal o no. No tenía ni idea, ¿estaría permitido "estimular" al paciente de esa forma?, ¿lo había hecho con otros hombres que llegaron a su consultorio?, ¿o acaso había una pequeña posibilidad de que ella estuviera sintiendo lo mismo que él? Como si le contestara, su miembro reaccionó a esa emoción irguiéndose más y poniéndose más duro.

—¡Por las diosas! Muy bien, si no quieres cooperar, me encargaré de ti personalmente.

Se quedó viendo aquel pedazo de carne blanca con una expresión de profunda concentración, inhaló profundo, y lentamente llevó las manos hacia abajo. Ya lo había decidido. Después de todo lo que leyó y aprendió con la doctora, después de lo que ella hizo y lo que le había pedido para que pudiera avanzar, se había jurado que definitivamente le perdería el asco a la masturbación y comenzaría a mostrar valor en ese tema y todos otros los que la médico le había enseñado.

Hasta ahora, había logrado poner en sus escritos el nombre apropiado de los genitales, ya no gritaba de miedo ante una página de porno, ni sentía la inmediata compulsión de limpiarse cuando alguien lo tocaba. O bueno, solo un poquito, pero considerando lo grave que fue antes su TOC, era un enorme progreso. Y este no sería la excepción. Aprovechando que aún estaba en la regadera, abrió la llave del agua caliente, tomó un poco de jabón líquido del servidor, y comenzó a frotar sus manos para hacer espuma mientras un vapor tibio comenzaba a llenar el cuarto.

Letras y SexoWhere stories live. Discover now