28 Sobre relaciones a larga distancia y sexo por videollamada

337 35 17
                                    

Fufufu, esto pinte bien💕 Hola a todos, aquí Coco, que como siempre se siente complacida de poder traerles otro capítulo de su historia favorita UwU y que espera estén disfrutando del retorno. Uff, ha estado difícil la cosa. No solo volvió Letras y Sexo, estoy por concluir la segunda temporada de Bloodties y ya estoy preparando el festival de San Valentín. La cosa va a toda marcha, pero como el romance ya se siente en el aire y la inspiraci'n va a mil, estoy segura que mi trabajo final sí que les va a gustar. ¡Cómo hoy! ^3^ Mejor ya no los interrumpo, y mejor los dejo ir a leer cómo les va a nuestros amados protagonistas ahora que ella se ha ido de viaje. ¿Listos para travesuras sexys? *w* Ya saben qué hacer. 

***

Y de nuevo, estaba resultando más difícil de lo que creía. Elizabeth no llevaba ni doce horas fuera del país, y Meliodas ya la extrañaba tanto que tenía dolor de estómago. Sabía que estaba siendo irracional pero, ¿qué podía hacer al respecto? No había forma de huir de lo que sentía, y menos en el lugar donde estaba. Antes de irse, los dos habían acordado que por el tiempo que ella se fuera, él viviría en su departamento. Ahora estaba ahí, rodeado a cuatro paredes de su presencia, y no sabía si reír o llorar.

«Cálmate», se ordenó. «Te has quedado decenas de veces, ¿cuál es la diferencia?». No era raro. Cada fin de semana se alternaban para dormir en su departamento o el de ella, y a esas alturas había tantas cosas suyas allí que prácticamente no había tenido que hacer maleta. La cocina, la sala, el baño, incluso un pequeño espacio del closet de la doctora ya estaba lleno de prendas suyas. Era tan considerada que hasta le había colocado un aerosol desinfectante y toallitas de cloro junto a los zapatos.

Suspiró tratando de sentirse en casa, y al ver su cama de sábanas azules, no pudo evitar el impulso de arrojarse sobre ella. Era un color frío, pero aún así, le pareció sentir su calor. Enterró la cara en su almohada tratando de calmarse, pero al cerrar los ojos, lo único que logró fue recordar la última vez que la había visto.

—Te amo Meliodas —le había dicho mientras lo abrazaba con tanta fuerza que casi lo ahoga en sus pechos.

—Y yo a ti Ellie —rió cuando por fin aflojó—. Buen viaje —La cosa se puso peor, porque en ese momento ella había empezado un beso, y él ya sabía cómo se ponían cuando los dos estaban emotivos. Hizo uso de toda su fuerza de voluntad para separarse de ella antes de ser indecentes, y tras lograrlo, besó sus manos con adoración para compensar.

—Cuida mucho de nuestra gatita, es tan exacta como tú en sus horarios para comer y dormir.

—Cuidaré muy bien de ella.

—Y no necesitas limpiar diario, cariño. Con dos o tres veces a la semana basta.

—Me controlaré.

—No olvides mandarme una nota de voz con charla sucia o fotos sexys al menos una vez al día —Hizo puchero mientras el otro se ruborizaba y miraba de un lado al otro esperando que nadie hubiera oído.

—Lo... lo haré, mi amor. ¿Algo más?

—Sí. Lo más importante —Pestañeó con coquetería. Acto seguido se puso muy seria, acercó sus caras a unos pocos centímetros, y dijo algo que lo dejó con la boca abierta—. No dejes que ninguna perra se acerque a ti. Eres mío, y no pienso compartir. —Por diez segundos solo se escuchó la gente ir y venir en la terminal. Luego se soltó a reír.

—Ellie, ¡estás diciendo locuras! ¿Qué chica se interesaría en un nerd bajito y nervioso?

—¡Pues yo! —afirmó con orgullo. Luego lo tomó de las mejillas y le plantó un beso tan sonoro que varias personas soltaron risitas—. Te amo con todo el corazón. ¿Me harás caso?

Letras y SexoWhere stories live. Discover now