31 Sobre cómo diseñar una habitación erótica

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Hoy las cosas se van a poner didácticas, fufufu ^u^ 💕 Hola a todos, aquí Coco, quien les manda un beso volado a todos sus amados coquitos, y quien en esta ocasión anuncia que sí va a poder traerles el tan esperado capítulo dominguero de su obra favorita. Solo algunas advertencias antes de empezar. Verán, en esta ocasión, la investigación me llevó a ciertos lugares interesantes 7u7 Sí, muy interesantes 🥵

Seguro intuyen de lo que hablo, pues el nombre del capítulo es bastante explicito XD pero por lo mismo, es necesario que sepan tres cosas antes de ir a disfrutar: 1- En esta ocasión, sí puse imágenes, ya que entender mis descripciones tal vez sería algo difícil sin la ayuda visual. 2- Pese a que las censuré y no las considero perturbadoras, no sé si Wattpad terminará baneandolas, ¡así que apúrense a verlas! 3- En caso que lo haga, todo se resuelve haciendo una búsqueda de internet UwU De hecho, les recomiendo que la hagan de todos modos, ya  que estaremos hablando de muebles, y les aseguro que se divertirán tanto como yo viendo cómo son y qué se hace con ellos *u* Fufufu 🔥🔥🔥 No los distraigo más. 

Les mando un beso, un abrazo, y como siempre digo, ya saben qué hacer. 

***

El lugar era perfecto. Meliodas y Elizabeth contemplaron el espacio vacío de la sala soñando con las posibilidades, pero lo cierto fue que, en su corazón, ya era un hecho que aquel departamento se convertiría en su nuevo hogar. Tranquilo, espacioso, y lo más importante, íntimo. Estaban listos para firmar el contrato, y el dueño de la inmobiliaria lo sabía, pues a pesar de ser tan serio, tenía una sonrisa llena de satisfacción en el rostro. La albina desvió la atención del lugar para librero que su novio estaba contemplando, y entrelazó los dedos de sus manos para traerlo de vuelta a la realidad.

—¿Y? ¿Qué te parece?

—¿Cuándo nos mudamos? —La doctora Liones rió del entusiasmo de su nuevo roomie, y tomó su rostro entre sus manos tratando de darle un beso—. Ellie, aquí no —se ruborizó el pobre pese a que el contratista les había dado la espalda—. Deberíamos esperar hasta llegar a casa.

—¡Pero si estamos en casa, amor! —No era mentira, pero el rubio igual se rió de su uso de letras pequeñas para tentarlo como siempre lo hacía. Por supuesto, lo había conseguido. Tras asegurarse de que no los veía, imprimió un rápido e intenso beso a su chica en los labios—. Entonces, ¿decidido?

—Sí. Esta es. ¿Señor Drole? —llamó al alto y musculoso castaño que los había estado asesorando toda la semana—. Estamos listos para el siguiente paso.

—Así parece —respondió, pero a pesar de que lo dijo en un tono formal, a Meliodas le pareció que lo había dicho en más de un sentido. Igual se dejó guiar dócilmente a su oficina y, al cabo de una hora, sus firmas estaban en el papel y su asesor les había entregado las llaves de su casa.

—No puedo creer que lo hicimos, ¡estoy tan emocionada!

—Y yo. —La verdad, no sabía a dónde se había ido el miedo.

Nada había cambiado desde la última conversación con sus amigos, sabía que aquel compromiso era enorme, pero aún así, se sentía más decidido que nunca. Tal vez era porque le gustaba la casa. Tal vez era por lo grandioso del trato. O tal vez, sencillamente era porque Elizabeth estaba feliz, y él quería hacer todo en su poder para que continuara de esa forma. De cualquier manera no había marcha atrás, y con ello acababan de iniciar lo que tal vez serían muchos años de vida en pareja. De nuevo volvió al presente cuando Drole les cedió el paso para salir y guiarlos hacia el auto que los esperaba.

—Mi colega los atenderá en la sucursal del centro, ahí es donde tenemos la mayoría de los muebles de exposición. Está listo para empezar su proyecto. —No había porqué alarmarse.

Letras y SexoWhere stories live. Discover now