𝟒𝟔. 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎

339 51 17
                                    

Capítulo 46

—¿Quién es Minerva, padre?

—¿Qué? —preguntó Veikan confuso, mientras que Diana y los demás le veían de la misma manera.

—Lo que le pregunté. ¿Quién es Minerva?

—Hijo, ¿de dónde sacaste ese nombre? —intervino Diana levantándose de su lugar.

—Madre, por favor, yo necesito que sea mi padre quien me responda esa pregunta —Lexter miró a Veikan—. ¿O es que acaso ya no recuerda quién es Minerva?

—¿Lexter qué te sucede? —intervino Valko en la conversación, pero Lexter le hizo una seña tajante con su mano a Valko para que guardara silencio mientras continuaba observando a su padre.

—¿Acaso ya no recuerda a la jovencita campesina pelirroja que conoció en los bosques de Southlandy? —El rey quedó frío ante las palabras de su hijo al no esperarse que él supiera sobre esa persona y ese pasado—. Aquella joven por la que usted iba a cambiar a madre.

Con el rostro cargado de molestia, Valko se acercó hasta su padre y exigió: —¿Qué significa esto, padre? ¿Cómo es eso de que usted iba a cambiar a madre?

—¿De dónde sacas esas cosas Lexter? —exigió la reina preocupada.

—Diana —intervino Veikan indicándole a su esposa que le dejara esa conversación a él—. Te exijo que me digas de dónde sacas esas acusaciones.

—¿Sabe por qué lo sé?... porque la hija de esa mujer me lo dijo.

Al oír las palabras de su hijo, Diana cayó sentada en el mueble mientras tapaba su boca con sus manos de la impresión; sintiendo un fuerte vacío en su pecho y de inmediato Vile se apresuró a socorrer a su madre y Veikan tragó en seco tratando de mantener una postura de autoridad ante su hijo.

—Sigues sin decirme quién te dijo todo eso.

—¡¿De verdad quiere que ventile todo lo que sé aquí ante madre y ante mis hermanos?! —gritó Lexter.

—¡Hazlo! —contesto Veikan alzando su voz frente a él.

—Veikan…

—Déjalo Diana.

—Pues por su postura parece que lo que he mencionado aquí es real, ¿no?, ¡¿Acaso ya se le olvidó que usted tuvo un amorío con una jovencita en Southlandy y le prometió hacerla su esposa y la dejó embarazada aun sabiendo todo lo que madre sentía por usted?! —reclamó Lexter con rabia—. A usted no le importó, ¿no es así? Porque a pesar de todo eso, usted decidió  llevarla al castillo estando madre ahí y sabía muy bien cuanto lo quería ella.

—¡Maldita sea! ¿De qué se trata todo esto, padre? ¿Cómo que esa mujer que dice Lexter estuvo embarazada? ¿Usted tuvo una bastarda? —intervino Valko encarando a su padre.

—¿Cómo es esa niña Lexter? —preguntó diana con los ojos llenos de lágrimas y una terrible sensación de miedo en su pecho.

—No sé preocupé, madre, ella no es hija de padre. La hija de esa mujer es una jovencita pelirroja, hija de un ex comandante de la que fue la caballería real del antiguo reino de Ateckdra. —Diana cerró los ojos y respiró profundo al sentir una sensación de alivio invadirle—. Yo lo único que quiero saber es si de verdad usted fue capaz de hacer todo eso que ella dijo.

Valko y Vile  observaban a su padre con las miradas llenas de ira y confusión, esperando una respuesta del rey.

—Ese es un tema que solo nos corresponde a su madre y a mí.

—¡Pues ahora también me importa a mí! —encaró Valko a Veikan sin medir la ofensa.

—Retráctate Valko Worwick.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now