El amor puede curar heridas profundas desde su raíz, puede cicatrizar por completo las mismas, dar y procrear vida, puede sanar el alma, enjuagar una lágrima, dar paz y alegría, y devolver la esperanza perdida.
Pero también es capaz de cegar, de hac...
La llegada del prometido de la princesa Danya fue anunciada en todo el castillo Worwick mientras que el apuesto, guapo y elegante joven fue llevado ante la presencia del rey para ser debidamente recibido.
Si bien Veikan no se encontraba molesto con la presencia del mencionado en su casa, tampoco era que le diera mucho color al asunto, los pensamientos del rey se encontraban fijados en otros asuntos en ese momento, el tema de Xistrinia, el duque y las modificaciones de leyes sobre las futuras regencias eran temas que le mantenían con la mente ocupada y por alguna razón en especial él le estaba dando tiempo a la realización del compromiso de su hija con el hijo del Lord.
Se podría atribuir a que le costaba aceptar que su pequeña niña se casaría y se iría o talvez él presentía algo más, pero aun así con todo el decoro que le merecía, él recibiría formalmente al hombre que se encontraba ahí para desposar a su preciada hija.
Las puertas de la sala privada se abrieron y a través de ella entró Leander Stephen reverenciándose ante Veikan dejando ver una postura algo altiva y arrogante por parte del hijo del Lord.
— Rey Veikan Worwick, gracias por recibirme en su casa — se reverenció
Veikan miró al hombre y cordialmente le pidió que tomara asiento en una de las sillas de su sala privada.
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— ¡Carajo! ¡¿y hasta ahora me lo dicen?! — exclamó Valko molesto ante la presencia de Danya, Anya, Lexter y su primo Alek en la sala de los príncipes — ¿Por qué no lo habías dicho antes Danya?
— Es que... Es que yo sé lo dije a Cedric y…
— ¿Cedric lo sabía y no me lo dijo?
— Cedric me lo dijo a mí — intervino Alek
Sorprendida, Danya volcó su mirada en Alek por lo que había acabado de escuchar — ¿Él te lo dijo?
— Sí, él me lo dijo, y por eso fui al jardín el día siguiente, necesitaba hablar contigo sobre eso, y por esa razón te prometí que hablaría con Valko
— Debiste decírmelo entonces — reclamó Valko molesto señalando a Alek
— Te busqué en muchas ocasiones para hablar contigo y siempre me decías que estabas ocupado, yo también tenía mis asuntos que resolver para con la corona — se defendió el gemelo enfrentándose al peliblanco
— ¡Está bien, ya basta de culparse el uno al otro! — intervino Anya — Ahora hay que solucionar
Los ánimos bajaron un poco en la sala mientras Alek volví a tomar asiento y Valko se recargaba ligeramente en el borde del escritorio que había en la sala.
— Debemos hablar con padre y tratar de mantener a Danya lo más alejada de Leander mientras él esté aquí — sugirió Lexter
— Sí, sí, por favor hablen con padre — rogó Danya a su hermano Valko dirigiéndose a él — Hermano habla con padre, eres el único que puede interceder para que no se célebre ese compromiso delante de todos los cortesanos
