22. Peligro

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Capitulo 22

CEDRIC

El galope de mi caballo era presuroso, el maldito de Leander aceleró más al adentrarse al bosque y por esa razón tuve que hacer lo mismo sin ser visto por él tratando de mantener una distancia prudente, pero sinceramente me comencé a desesperar.

Algo en mi interior me pedía a gritos matarle, y no tener piedad con él, quien se creía que era para tratar así a mi Danya, sabía que jamás lo diría a nadie, no iba a admitir que mi estado de ira en ese momento era porque aún sentía cosas por ella, de solo pensar que otro la tomaría me hacía hervir la sangre.

Avancé aún más conforme él también lo hacía hasta que decidí emboscarlo y acercarme aunque se diera cuenta de que alguien lo estaba siguiendo.

No pasó mucho tiempo para que el imbécil se diera cuenta de que alguien le estaba pisando los talones, y aceleró más su galope incitándome a hacer lo mismo, y entonces sentí una enorme descarga de adrenalina recorrer mi cuerpo, una sonrisa llena de sadismo se dibujó en mi rostro, mi presa galopaba hacia su muerte porque juré que le arrancaría hasta los sesos, no me iría de ahí hasta cerciorarme de que su corazón diera hasta el último miserable latido.

En un movimiento que no me esperaba él se desvió dejándome desconcertado y no tuve otro remedio que hacer lo mismo y desviarme tras él, si él quería jugar yo estaba dispuesto también hacerlo sin problemas, pero de ese bosque él no saldría vivo.

Conocía el lugar a la perfección, una ventaja más a mi favor, porque supe de inmediato dónde me encontraba, era el lugar y el momento para bajarlo de ese caballo y acabar con todo, ágilmente saqué mi daga y la lancé hacia él, logrando que la empuñadura le diera en la cabeza, pensé que la punta de mi daga podría incrustársele en algún lado de su cuerpo, pero no sucedió, aun así eso no me importó, del resto me encargaría yo.

Él perdió el control de sí mismo a causa del fuerte golpe y cayó del caballo aterrizando en unos espesos arbustos, lo que logró amortiguar el impacto de su cuerpo contra el rocoso suelo y antes de que pudiera incorporarse me bajé de mi caballo mientras observaba como el equino de Leander se perdía entre los árboles.

Llegué hasta el maldito con rapidez y lo agarré de sus vestiduras, arrastrándolo fuera de los arbustos mientras él luchaba por zafarse.

— ¡Suéltame Worwick!

A petición de él le dejé caer sobre las rocas logrando que su espalda impactará contra ellas, un hermoso quejido de dolor salió de sus labios ante aquel impacto que sufrió, él se arrastró intentando incorporarse y lo logró, pero esta vez con daga en mano apuntándome al rostro mientras yo solo observaba lo ridículo que se veía adoptando posición de ataque.

— ¿Eres consiente que no saldrás vivo de aquí o sí?

— No, no puedes hacer eso mi padre….

— Tu padre me importa un carajo — le apunté con mi daga de mediano tamaño — Los errores se pagan con sangre Leander y tú cometiste un grave error

— ¿Cuál? — se oía su respiración agitada y temerosa

— Intentar adueñarte de lo ajeno

Leander frunció el ceño al no poder entender mis palabras logrando causar en él mucho enojo — ¡Maldito hijo de lo impuro estás loco!

Sonreí, por alguna razón extraña su comentario me causó gracia en vez de molestarme — Tienes miedo, percibo desde aquí tu falta de huevos

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now