𝟑. 𝐋𝐀 𝐇𝐈𝐉𝐀 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐂𝐀𝐁𝐀𝐋𝐋𝐄𝐑𝐎

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Capitulo 3

El príncipe Lexter se acercó calmadamente a la jovencita pelirroja para ayudarla a colocarse en pie, pero ella se negó a ser ayudada por el peliblanco, arrastrándose lejos de él mientras sostenía junto a ella a su corderito.

—¡Aléjese de mí! —exclamó ella con miedo.

—Más respeto al príncipe Lexter Worwick, niña. Estás hablando con uno de los hijos del rey —exigió uno de los guardias que custodiaban al príncipe.

Lexter miró al hombre que había hablado desde la comodidad de su caballo con altivez, y su mirada gélida desaprobó su comentario inconveniente.

—Ole hiljaa, en pyytänyt sinua puhumaan, älä ole röyhkeä!
(¡Guarde silencio, no le pedí que hablara, no sea insolente!) —exclamó Lexter, algo molesto por la imprudencia del guardia.

—Mutta prinssi.
(Pero, príncipe) 

—Ole hiljaa!
(¡Guarde silencio!) —Volvió a ordenar Lexter, y el hombre obedeció.

—Nosta nyt! Menen myöhemmin. se on käsky!
(¡Retírense ahora! Yo iré más tarde. ¡Es una orden!) —ordenó Lexter con autoridad al resto de sus guardias.

—Prinssi, en usko, että on suositeltavaa palata linnaan ilman sinua. Kuningas ja kuningatar kysyvät hänestä.
(Mi príncipe, no creo que sea conveniente volver sin usted al castillo. El rey y la reina preguntarán por su persona) —se pronunció de nuevo aquel guardia.

—Tulen linnaan heti kun mahdollista. Noudata käskyjäni ja ilmoita äidilleni, että minun piti tehdä kiertotie ratkaistakseni joitain asioita. Nyt perääntymään.
(Yo llegaré al castillo en cuanto pueda. Acaten mis órdenes, e informen a mi madre que tuve que desviarme para solucionar algunos asuntos. Ahora retírense).

Los hombres que custodiaban al príncipe se alejaron mientras el caballo blanco de Lexter quedó a un lado del camino.

—Lexendra —llamó Lexter a su equino, el cual entendió el llamado de su jinete y se desplazó hacia él.

Los ojos de aquella jovencita se inundaron de sorpresa al ver cómo el hermoso caballo de pelaje blanco le obedeció sin chistar al príncipe. A ella le pareció muy lindo el pelaje del animal que ya sabía que solo los Worwick poseían.

Lexter se volvió a inclinar colocándose de cuclillas para intentar hablar con la pelirroja, pero ella se encogió en el suelo retrayéndose en sí misma y apretó fuertemente sus ojos para no ver al príncipe. Él se notaba confundido, pero a la vez maravillado. Al parecer, su belleza lo había deslumbrado, era hermosa para el Worwick la ternura que ella emanaba. Él al parecer no había conocido a alguien así.

—Por favor, no me haga daño —pidió ella con su tierna y delicada voz.

—Tranquila, tranquila, no te haré daño. Abre los ojos.

La pelirroja cedió poco a poco siguiendo la petición del príncipe y lo primero que vieron sus ojos verdes esmeraldas fueron los ojos azules del príncipe Lexter. Ella aún sentía temor  y tragó en seco al observar mejor al hombre que reconoció que era hermoso, muy hermoso de hecho.

—¿Me puedo ir? —preguntó ella.

—¿Por qué quieres huir? Yo no te haré daño. Ven —Lexter se incorporó y le extendió la mano a la jovencita, y ella cedió dudosa agarrando su mano para incorporarse. Él pudo ver ahora bien y con curiosidad a aquella niña que era mucho más baja en estatura que él. Su cabello era bastante largo y rojo, con unas ondas algo pronunciadas. Llevaba un tierno vestidito acampanado color verde de media manga con unos zapatitos del mismo color. Era imposible no sentir ternura al ver el brillo tan especial que emanaban sus ojos.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon