𝟐𝟗. 𝐃𝐄𝐒𝐂𝐎𝐍𝐅𝐈𝐀𝐍𝐙𝐀

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Capitulo 29

—Kuka sinä olet?
(¿Quién eres?) —preguntó el príncipe, haciendo presión con su cuerpo sobre la joven que había intentado atacarlo.

—Älä satuta minua
(Por favor, no me hagas daño) —rogó ella, con miedo en sus ojos.

—Jos et kerro minulle, kuka olet, vannon, että tapan sinut.
(Si no me dices quién eres y qué haces en este lugar, juro que te mataré.)

—Olen Rousia, Rousia Vikernes
(Soy Rous, Rous Vikernes) —dijo ella, con la respiración agitada.

De golpe, Alek tiró lejos la daga que sujetaba con fuerza y estrelló su puño cerrado sobre el suelo de madera, salpicándolo de su sangre, logrando que ella se asustara aún más.

—Vikernes —sonrió Alek maliciosamente, sin quitar su vista de la joven.

—Mitä teet ulkomailla Vikernes?
(¿Qué haces en tierras ajenas, Vikernes?)

—Voin selittää miksi olen täällä, mutta älä satuta minua
(Yo puedo explicar por qué estoy aquí, pero por favor no me hagas daño) —sollozó.

La mirada de ambos jóvenes se conectaron entre sí, sumergiéndose ambos en un fuerte silencio por unos segundos. Alek por su lado, aminoró su rudeza y se incorporó, liberando el cuerpo de la joven, quien se levantó tras él, viéndose asustada.

Sin darle la espalda, Alek agarró la funda que cubría una de las almohadas de la cama y vendó la cortada de su mano, hecha por la hoja de la daga que logró detener a tiempo.

—No puedes dejarte eso así —habló ella, con algo de temor en los ojos, viendo la sangre invadir la funda de tela.

—¿Hablas Nordés? —preguntó el príncipe, extrañamente sorprendido.

—Sí, ¿qué tiene de raro?

—Es extraño, aunque considerando que la reina Priyenka lo habla, es entendible.

—Igual que mi madre, yo seré reina de Dunkelheit en algún momento, no lo hablo por simple gusto, debo aprender.

—¿Qué haces aquí? —indagó él, acercándose ligeramente a ella—. Este es territorio Worwick, no deberías estar en este bosque.

—Lo sé, pero necesitaba llegar a un lugar seguro para poder descansar, yo ya no podía montar más.

Alek frunció el ceño. —¿De qué hablas?

—Estoy aquí porque escapé de mi casa y no quiero volver allí.

El Worwick rompió en risa al oír las palabras tristes de la que parecía ser una niña mimada.

—¿Qué pasó? ¿De repente te dio miedo ser reina?

—No, no me dio miedo —alegó.

—¿Entonces? —Se acercó más a ella—. Aún no desisto de la idea de matarte, debes darme una buena razón para no hacerlo. ¿Qué haces aquí?

—¡No puedes matarme! Si lo haces, mi familia iría por los tuyos.

—¡Me importa una mierda tu familia, tu madre, tu tío y todo el que venga de ese lugar! —exclamó él, sin miedo—. Vamos Vikernes, no me estás dando razones y mi paciencia se está agotando.

Alek se acercó aún más a Rous, acorralándola contra la pared, logrando que ella se sintiera asfixiada. Rous se sintió tan desesperada ante la mirada gélida del peliblanco que no evitó entrar en pánico y rompió en llanto, dejándose caer en el suelo, quedando de rodillas frente a él. Ella se aferró a los pies del príncipe suplicando. —No me mates, por favor te lo ruego, yo solo quiero ser libre. No quiero que me encuentren, no quiero volver allí. Si vuelvo a ese lugar voy a volverme loca, por favor te lo ruego.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora