𝟑𝟔. 𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐙𝐀𝐃𝐎𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈

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Capitulo 36

Tal y como Alek lo venía haciendo, el príncipe se despertó muy temprano y se dirigió hacia el patio de armas para iniciar a primera hora con el entrenamiento junto a su gemelo mayor. Al final, cada gemelo se ocupó por su lado, y Alek aprovechó esto para ir a ver a Rous, como lo hacía todas las mañanas.

Un par de horas después, Alek regresó al castillo y se internó en las cuevas, donde su hermano lo encontró experimentando con algunos prisioneros, uniéndose a él en su acto de tortura. Unos minutos después, ambos príncipes fueron notificados de que el rey Veikan solicitaba la presencia inmediata de ambos en la sala privada, y sin demora, los príncipes se dirigieron ante el rey.

Al llegar a la sala, el príncipe Valko, el príncipe Dalton y el príncipe Carsten ya estaban allí, ya que también habían sido llamados por Veikan. Los gemelos se reverenciaron, y Alek cerró la puerta de la sala para tomar lugar al lado de su hermano, y el rey tomó la palabra.

—Los envié a llamar a todos aquí porque quiero hacerlos partícipes de una noticia que llegó a mis manos ayer en las horas de la noche. Un comunicado llegó anoche desde el reino de Dunkelheit, donde la reina Priyenka Vikernes ofrece una grata recompensa por la devolución de su hija, la princesa Rous Vikernes, a su reino. —Cedric miró a Alek de inmediato, encontrándose con el rostro inexpresivo de su hermano mientras observaba al rey hablar—. Al parecer, la princesa ha escapado.

Alek tragó en seco, sin tratar de delatarse o hacer algún gesto que lo evidenciara delante de su hermano. Por otro lado, Valko sonrió maliciosamente y dijo:

—¿Devolverla? ¿En qué estado?

—¡Valko! —habló el rey, mirándolo como una advertencia, interpretando las oscuras intenciones en su pregunta.

—¿Qué nos sugieres, tío? —preguntó Cedric, siguiéndole la cuerda a Valko.

—De una vez les advierto a todos ustedes que no quiero un asesinato más en este reino que nos pueda traer problemas. Durante muchos años, los Vikernes han tenido sus ojos puestos sobre nosotros y nosotros sobre ellos, y no quiero que esto sea un detonante para una guerra innecesaria. Por lo menos, yo no moveré ningún dedo para detonarla —advirtió Veikan.

—¿Entonces hay que devolverla intacta? —preguntó Valko.

—No he dicho nada de devolverla —concretó Veikan, con malicia en su tono de voz.

Cedric y Valko sonrieron con malevolencia, entendiendo las palabras y las intenciones del rey.

—Cedric, Alek —Veikan se dirigió a sus sobrinos directamente—. Ya que ustedes se mantienen rodeando los bosques y cazando a los saqueadores que faltan, quiero que estén muy atentos por si se llegan a topar con la princesa Vikernes. Ella es una encantadora jovencita de cabello negro muy abundante, de ojos grises claros, y probablemente tenga formación militar básica. —Valko se sonrió con cierto tono de burla al oír las últimas palabras de su padre—. Pero eso es poco para lo que ustedes saben, así que quiero que si la encuentran, la traigan intacta ante mi presencia. Yo decidiré qué hacer con ella, porque sinceramente la recompensa no me interesa.

—¿No crees que sea una treta de Priyenka, hermano? —sugirió Carsten después de oír todo lo que planteaba su hermano mayor.

—¿Treta? —preguntó Cedric, con clara confusión.

—Durante muchos años, los Vikernes han intentado emparentar de nuevo con nuestra sangre, y no me extrañaría que esa reina se valga de estrategias bajas para lograr algún cometido, jovencito. Sé que tu arte es empuñar la daga, pero antes de hacerlo, trata de analizar bien la situación, sus posibles razones y consecuencias —respondió Carsten, dejando a su sobrino en silencio.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now