𝟑𝟗. 𝐂𝐈𝐑𝐂𝐔𝐍𝐒𝐓𝐀𝐍𝐂𝐈𝐀𝐒

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Capítulo 39

Un plato de desayuno fue servido sobre la mesa del té para la señorita Kara en la habitación del príncipe Timothy. Ella yacía sentada frente al príncipe, dejando ver su semblante un poco decaído.

Una vez la sirviente acomodó todo sobre la mesa, abandonó la habitación dejando sola a la pareja. Timothy le acomodó el plato a Kara y le extendió el cubierto para que ella lo sujetara y pudiera comer; ella le miró y él le sonrió.

—Come, es pudin y frutas, tu favorito.

Kara alzó su mirada buscando los ojos del rubio y dijo:

—Lamento lo que pasó anoche, yo…

—Kara…

—Déjame hablar, Timothy, por favor.

—Está bien, te escucho.

—Necesito saber algo... ¿De verdad quieres que esté aquí contigo?

—Claro que sí, todo lo que te dije anoche es cierto y no quiero que te disculpes por lo que sucedió. Yo te comprendo y quiero que sepas que no estás sola y que esto lo superaremos juntos.

—Si anoche intenté hacer eso que hice es porque no quiero que me vuelva a ocurrir algo así y porque mi madre tenía razón.

—¿Tu madre?

—Sí, ella siempre me decía que yo era una jovencita muy hermosa y que algún día un valiente y apuesto príncipe me haría su esposa. Tú eres ese príncipe y me sentí muy sucia por todo lo que ya sabes.

Timothy quedó abrumado ante las palabras de Kara. A él le dolía que ella se percibiera de esa forma y, por otro lado, el hecho de que ella lo considerara valiente le enternecía.

—¿De verdad crees que soy valiente? —preguntó él extendiéndole la mano, la cual ella agarró dejándose llevar hasta el costado de él.

—Sí, cuando estoy contigo no siento miedo y es porque sé que me vas a proteger siempre.

Timothy sentó a Kara sobre sus piernas y buscando su rostro dijo:

—Mi amor, escúchame. Tú no tienes la culpa de lo que te sucedió y no estás sucia. Para mí no lo estás y siempre voy a estar aquí para ti. Eres la niña más hermosa, tierna, dulce, y valiosa que han visto mis ojos.

Kara se sonrojó al oír las palabras de Worwick y mirándolo a los ojos dijo:

—Solo hay algo que me da miedo...

—¿Qué?

—No sé si... No sé cuándo pueda estar contigo, yo aún no me siento lista y no sé si tú...

—Kara, no pensemos en ese tema, eso no es importante ahora y no pasará nada que no quieras que pase. Yo te comprendo y sé cuán difícil ha sido todo esto, pero te prometo que lo enfrentaremos juntos. Algún día te sentirás lista, pero mientras tanto solo preocúpate por ser feliz, quiero que sonrías y que disfrutes este lugar, nuestro lugar.

La jovencita de ojos color miel sonrió y Timothy le dio un beso en la frente.

—Bien, ahora quiero preguntarte algo: ¿Quisieras seguir durmiendo en esta habitación?

—No —dijo ella mirando a su alrededor.

—Me lo imaginé. Desayuna y alístate. Yo le diré a Itilda que te dé un recorrido por el palacio para que elijas la habitación que más te guste.

—¿Puede ser para los dos?

—Sí, será para los dos, mi corazón, también hablaré con el sr. Conan, él será tu espada jurada desde ahora.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now