27. Grisáceo

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Capítulo 27

Después de haber tomado unas cuantas copas de vino junto a su hermano en la sala de los príncipes, Alek se adentró en su habitación para descansar después de un largo día.

El peliblanco se metió en el cuarto de baño para tomar una fresca ducha con plantas aromáticas y ahí se relajó durante unas horas.

La puerta de la habitación del príncipe se abrió con mucho cuidado y a través de ella entró Mila, quien intentó no hacer mucho ruido mientras procuraba cerrar la puerta, evitando a toda costa el rechinar de característico que está poseía, y justo cuando terminaba de colocarle seguro, la figura del príncipe Alek se hizo visible fuera del cuarto de baño quien le acompañaba solo una gruesa manta color blanco amarrada a su cintura

—¡Mila carajo! —exclamó él al no esperarse la presencia de ella en sus aposentos

—Lo siento Alek, no fue mi intención, yo …

—¿Estás bien? —preguntó él notándola algo extraña, Mila fijó su melancólica mirada en él y moviendo su cabeza de un lado a otro le hizo saber a Alek que ella no estaba bien para terminar de romper en llanto después de esa aclaración

Alek se acercó a ella con mucho cuidado y buscando su mirada, pudo notar la aflicción en sus ojos junto a un ligero olor a alcohol que emanaba de ella.

—Mila, ¿has estado bebiendo? —la miró incrédulo

—Solo fue una copa de vino, lo juro

—¿Por qué?

—Porque tú tenías toda la razón Alek —secó una de sus lágrimas —He intentado odiarte por lo que sucedió con mi padre porque me dolió mucho y no lo niego, pero por más que intentó estar enojada contigo y me hago la herida ante ti, no lo logro, tú eres el hombre de mi vida, yo te amo —se arrojó ella a sus brazos dejando perplejo al peliblanco quien dudó al principio de su actitud, pero al oírla llorar, esa necesidad de protegerla salió a flote en él y sin rodeos la envolvió en sus brazos

—Tranquila, no te preocupes, sabía que te darías cuenta de que lo que sucedió no tenía por qué influir en nuestra relación, a pesar de todo, sabes que eres importante para mí

—Fui una tonta al tratarte de esa forma —ella le miró —Yo no quería, lo juro, me dejé llevar por la rabia, pero ... No puedo estar lejos de ti Alek —Mila se hundió más en su pecho y él la abrazó dándole un tierno beso en la frente

—Ya pasó, no te preocupes

—¿Puedo quedarme contigo?

—Claro que sí, yo iré a colocarme algo para dormir, te conseguiré un camisón —él besó sus manos

—¿Te preparo agua o una copa de vino?

—Una copa de vino, pero usted señorita tomará agua

—Está bien —dijo ella sonriendo levemente mientras secaba sus lágrimas

Alek se adentró al cuarto de baño mientras Mila se dirigió a la mesa del té donde se encontraba la botella de vino dándose cuenta de que esta aún tenía algo de contenido, pero este vino no era al parecer de su agrado, ella se acercó a una de las cómodas de la habitación y colocando el corcho en la botella la escondió bajo el mueble, abrió uno de los cajones del mismo y de ahí sacó una de las botellas de vino que estaban de reserva, la doncella se esforzó por encontrar un vino Dernio por el efecto que este causaba en los que lo bebían.

Estando el vino bastante concentrado, fue servido por ella en una de las copas que había en la mesita y para su persona solo sirvió un poco de agua, tomando la copa en mano ella se giró para ver a Alek saliendo del cuarto de baño.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now