𝟑𝟒. 𝐔𝐍𝐀 𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍𝐃𝐀 𝐕𝐄𝐙

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Capítulo 34

NORTHLANDY (CASTILLO WORWICK)

Sentado al lado de quien había sido su niñera desde que nació, se encontraba el príncipe Hermanni Worwick, quien era el segundo hijo del príncipe Valerio II Worwick y su esposa Lady Asenya Molton.

El príncipe, de cabello rubio dorado al igual que su padre, observaba a la mujer que yacía recostada sobre un mueble en la sala de los príncipes del castillo Worwick en Northlandy. Parecía que la mujer, de entre cincuenta y cinco y sesenta años, se había quedado dormida mientras leía tranquilamente un libro, hasta que comenzó a despertar al encontrarse con el rostro de Hermanni frente a sus ojos.

La mujer no pudo evitar sobresaltarse al verlo sentado a su lado.

―Hola, Brida. Tengo unas preguntas que hacerte que no me dejan dormir así como duermes tú ahora.

―¡Niño Hermanni, por los dioses! ―exclamó la mujer, colocando su mano en su pecho.

Hermanni sonrió al ver a la mujer asustada por la forma en que la despertó y por lo rápido que habló.

―Creo que te asusté.

La mujer miró al príncipe arqueando una de sus cejas, y suspiró acomodándose en el mueble.

―¿Qué sucede, mi niño? ¿Cuáles son esas preguntas?

―Bien, la primera pregunta es: ¿crees que puedo morir pronto? ―Brida frunció el ceño confundida por semejante pregunta―. Y la segunda pregunta es: ¿si te quedarás dormida como ahora en mi funeral? Necesito saber con quién contar.

―¡Por los dioses, niño Hermanni! ¿Qué preguntas son esas?

―Te sorprendería saber lo cruel que es el mundo, Brida.

Inevitablemente, la mujer rompió el silencio con una risa ante las últimas palabras del joven de veintiún años. Justo en ese momento, Asenya entró a la sala, observando a su hijo y a Brida riéndose.

―Hermanni, ¿ya estás molestando a Brida de nuevo? Déjala descansar ―dijo Asenya, sabiendo que desde muy pequeño a Hermanni siempre le gustaba despertar a Brida de la misma forma.

―¡Madre! Jamás he molestado a Brida, ¿cierto, Brida?

La mujer sonrió.

―Ya, Hermanni, mejor ve a la sala privada; tu padre está allá y al parecer quiere hablar contigo.

―Está bien, madre, me iré ―Hermanni se acercó a su madre y le dio un beso en la frente, para luego acercarse a Brida darle un abrazo―. Nos vemos después.

El príncipe se retiró de la sala, dejando a ambas mujeres solas.

―Brida, puedes retirarte a descansar si quieres ―le sugirió Asenya a la mujer con amabilidad.

―Está bien, mi niña, ya logré descansar un poco.

―Brida, ¿de verdad nunca te ha molestado que Hermanni te despierte cada vez que te ve durmiendo?

―El niño Hermanni es un poco irreverente, pero no siempre hace esas cosas. No se preocupe, mi princesa, yo los aprecio mucho, como si fueran mis nietos.

―Cierto, jamás tuviste hijos.

La mujer se mostró algo incómoda con las palabras de Asenya y respondió:

―Sí, bueno, me retiro, mi niña ―Brida se levantó del mueble y, reverenciándose, dijo―: Con permiso.

―Propio.

La mujer se retiró de la sala, dejando a Asenya sola en ella.

DUNKELHEIT FICXIA (CASTILLO VIKERNES)

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now