El amor puede curar heridas profundas desde su raíz, puede cicatrizar por completo las mismas, dar y procrear vida, puede sanar el alma, enjuagar una lágrima, dar paz y alegría, y devolver la esperanza perdida.
Pero también es capaz de cegar, de hac...
Ante el pueblo, en el patio de ejecución a las afueras del castillo, una considerable cantidad de personas no podían quitar su vista del hombre que yacía con las manos atadas a su espalda y la cabeza a gachas en lo que parecía ser un carroñoso tronco de madera.
En el balcón de la torre más alta del castillo se encontraba la reina madre Elizabeth, la reina Diana, la princesa Anya y la princesa Danya observando a la distancia el espectáculo que se llevaría a cabo ese día a manos del rey.
Los pasos de Veikan se aproximaron al hombre que rogaba en un sollozo desesperante misericordia por su vida, mientras el rey de cabellos blancos le miraba con hostilidad por los actos que lo llevaron a esa situación.
Los gemelos se miraron y esbozaron una sonrisa maliciosa y cómplice mientras Valko secundaba a su padre con lo que parecía ser una venda que cubría una herida en su brazo, el canto de los cuervos resoplaban junto a sus aleteos tornándose la atmósfera aún más densa.
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Veikan ordenó que las manos del hombre fueran desatadas y colocadas sobre el tronco, los guardias acataron sus órdenes mientras se le fue entregada su espada hoja blanca y él la empuñó con fuerza mientras un guardia recitaba a toda voz que esto era lo que sucedía con quién decidiera atentar contra un Worwick, tal y como era lo preferido para Veikan, él miró las manos del hombre que yacían empuñadas con fuerza, cubiertas en una ligera mezcla de sudor y sangre, las que temblaban dejando ver el horrible miedo que este poseía en ese momento.
Hoja blanca fue alzada por la mano del rey e incrustada en un golpe seco en las muñecas del hombre, mutilándoselas de forma instantánea.
Las mujeres se retiraron del balcón sabiendo que lo que procedería no lo iban a poder soportar, mientras los gritos desesperados del hombre cargados de una fuerte agonía se oían por todo el lugar, la gente miraba con temor la escena mientras que el encargado de ejecutar al hombre empuñaba una hacha más robusta y filosa. Unos guardias le ordenaron al sirviente y guardia de Leander Stephen que colocará su cabeza sobre el tronco y al no responder ante la orden de los guardias, ellos mismos posicionaron la cabeza del mencionado en el pedazo de madera y a la orden de Veikan el hacha fue empuñada decapitando en seco al hombre.
Veikan alzó su vista hacia el balcón buscando a su madre, a su esposa, hija y sobrina, pero no las vio, él anunció su retirada y sus sobrinos e hijo le siguieron mientras a su paso se observaban los cuerpos de los guardias que llegaron con Leander colgados en fila uno tras otro.
(UN DÍA ANTES)
El rebosante enojo se podía leer fácilmente en el rostro de Veikan aun estando en calma sentado en la silla del rey de su sala privada. Las puertas se abrieron y a través de ellas entraron los gemelos y su hijo Valko quien iba en compañía de su madre y de la reina Elizabeth, la que no se percató de cerrar bien las puertas de la sala, dejando una de ellas entre abierta.
