𝟒𝟐. 𝐆𝐄𝐌𝐄𝐋𝐎𝐒

343 49 15
                                    

Capítulo 42

Después de estar por un tiempo a solas en la sala de los príncipes, Cedric no soportó más sus tortuosos pensamientos y abandonó la sala para dirigirse a la habitación de su prima Danya. Él necesitaba hablar con ella.

Mientras tanto, Danya yacía en sus aposentos alistándose después de haber tomado un baño perfumado. Se colocó una ligera bata con la intención de leer un libro y luego ir a dormir.

Cedric llegó a la puerta de los aposentos de la rubia y se encontró con Mila, quien abandonaba la habitación en ese preciso momento. Al ver a Cedric, la mujer hizo su respectiva reverencia ante el príncipe. Pero él simplemente se quedó frente a ella, observándola con hostilidad, sumado a que en ese momento él se encontraba lidiando con ciertos conflictos en su mente; su mirada gélida incomodó mucho a Mila, la que tras quedar paralizada por unos segundos, se movió de su lugar pidiendo permiso para retirarse, mientras Cedric la seguía con la mirada hasta que la vio perderse en el pasillo.

Seguidamente, él procedió a tocar la puerta de forma frenética, alertando a Danya, quien pensó que se trataba de Alek, después de haber estado ausente todo el día. Por esa razón, ella corrió hacia la puerta, pero al abrirla se encontró con Cedric frente a ella. Al darse cuenta de que era él, Danya se apresuró a cerrar la puerta, pero Cedric trató de contenerla, haciendo fuerza sobre la misma para que la rubia no la cerrara, consiguiéndolo con mucha facilidad, Danya cedió ante la fuerza de Cedric y él pudo entrar a la habitación. Una vez dentro, el Worwick cerró la puerta y le echó el seguro, encarando finalmente a Danya.

—¿Qué haces aquí, Cedric? —preguntó ella temerosa.

—¿Acaso esperabas a alguien más?

—No.

—¿No? —sonrió él con ironía—. No mientas.

—¡No estoy mintiendo! Y en todo caso, ¿qué te importa?

—Me importa mucho. Todo lo que tenga que ver contigo me importa. —La miró con visible molestia en su rostro, mientras se acercaba a ella.

—No deberías.

—Sabes que sí. No debería, pero lamentablemente lo hago. —habló él con prepotencia, mientras ella le sostenía la mirada de la misma forma.

—¿No entiendo por qué tantas molestias? Se supone que no te importo.

—Es que sí, no me importas. —Él se acercó aún más a ella acorralándola contra uno de los muebles de la habitación—. ¡Pero siempre te encargas de atormentarme con cosas que intento sacar de mi mente! ¡Y siempre intento hacerlo! ¡Y cuando al fin siento que lo logro, apareces otra vez para molestarme la existencia!

—Cedric, aléjate, estás tomado.

—¿Tiene eso alguna importancia?

—Mucho. Estás hablando locuras.

—¡Yo no estoy loco y no me tomes por estúpido, Danya!

—¿Por qué lo hiciste?

—¿Qué cosa?

—¿Por qué mataste a Leander?

—Y ahora resulta que la niña mimada quiere saber. Tú sabes muy bien por qué lo maté.

—No, no lo sé. Dímelo tú, Cedric. —Ella buscó su mirada acercando su rostro aún más al de él—. Y no intentes sacar excusas estúpidas, porque sé exactamente que no es por defender a la familia como aparentas decir.

—¿Qué tienes con Alek?

—Si me dices, te digo.

Cedric estrelló su puño contra el mueble tras Danya, asustándola. —¡No juegues conmigo, Danya!

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now