V2.2. FARSANTES

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Volumen 2. Capítulo 2: Farsantes

Fue el mismo día del anuncio de la feria de talento escolar que el líder de la Clase-C, Ryūen Kakeru, comenzó a hacer sus preparativos para la participación de sus subordinados en este.

Desde que vio a sus compañeros cuando su profesor titular mencionó esta prueba, supo que no tenían oportunidades de ganar si no intervenía como lo suele hacer. No sabía que tan buenos eran los estudiantes de otras clases, o en este caso que talentos ocultos tengan, pero estaba seguro de que entre los suyos no había mucho material para trabajar.

Es por eso por lo que hizo lo que mejor sabe hacer: jugar con la mente de sus rivales. Tal vez no podría ganar con sus propios talentos, pero eso no le impedía hacer medidas para evitar el peor resultado posible y, al mismo tiempo, poder restarle puntos a toda la competencia.

No podía conseguir al estudiante más talentoso del pantano que tenía como clase, pero podría arrastrar a los elegidos por las otras clases al barro.

Por ello llamó a algunos de sus peones menos importantes en la jerarquía de su clase para conseguir información y los mandó a investigar a las demás clases. Por lo visto, ninguna de ellas tenía un plan establecido, pero eso no le impedía a alguien con su astucia y perspicacia adelantarse a los eventos que sucederían. Él estaba seguro de todo lo que pasaría -al menos con dos clases-.

La Clase-A estaba tan metida en su guerrilla interna que tendrían dos opciones para elegir, uno de cada facción. Sakayanagi, como lo atrevida y astuta que es, no solo elegiría a su opción por su talento, sino por lo que su persona podría ayudar. En este caso, Satoru Satonaka sería elegido. Tenía una buena habilidad para tocar instrumentos musicales y, además, tenía a varias chicas de todos los años babeando por él; por su parte, Katsuragi, como el conservador que es, iría por lo seguro y analizaría a detalle los rasgos de evaluación puestos por la escuela. En ese caso, el elegido sería Emi Tamiya, una chica cuyas habilidades gastronómicas eran excelentes.

Después estaba la Clase-B. Ichinose y todos sus compañero estaban tan unidos que, a la primera que saliera alguien con un talento específico, sin importar lo beneficioso que pueda ser, lo apoyarían con todas sus fuerzas hasta el día del evento. Ryūen llegó a la conclusión de que, el único que tenía un talento llamativo, era el chico que tenía un lugar en el club de Futbol: Shibata Sō.

Ya tenía planeadas medidas para encargarse de ellos. Lo mejor para lidiar con los seleccionados de la clase A, quienes tenían talentos que requerían de algo de preparación, era mantener su mente ocupada con asuntos de mayor importancia para que llegaran al show con estrés y sin haber practicado lo suficiente.

Para la Clase más unida de su año, la solución también era bastante sencilla y tenía mucho que ver con su naturaleza. Lo peor que le puede pasar a un grupo cuya más grande fuerza provenía de su supuesta unión era dividirse y actuar individualmente. Iba a crear grietas en la amistad de sus integrantes.

Sin embargo, había algo, específicamente una clase, que no podía comprender en lo absoluto. La Clase-D estaban unidos bajo el ala protectora del chico llamado Hirata. Sin embargo, Ryūen podía identificar con facilidad que él no era un líder y que actuaba por sus propias creencias, por lo que aún no tenían a alguien determinado para asumir la posición de estratega y, por ende, no podía prevenir sus movimientos.

Podía contactar a los tres chicos de esa clase que conoció antes de los exámenes parciales y que traicionaron a su clase filtrando las respuestas a los exámenes, pero hasta que no se asegurara de tener completo control sobre ellos no quería arriesgarse a ser víctima de una jugada doble en su contra.

KIYOPON... ¿¡LATINOAMERICANO!?Onde histórias criam vida. Descubra agora