MONÓLOGO DE AYANOKOUJI KIYOTAKA

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MONÓLOGO DE AYANOKOUJI KIYOTAKA: INTERCAMBIO CULTURAL.


Japón es un territorio completamente desconocido para mí. No me malentiendan, estoy acostumbrado a las grandes multitudes, sus ventajas, desventajas y sus peligros; sin embargo, esto es excesivo hasta para mí.

No soy Japonés, o al menos no los soy del todo. Mi madre es oriunda de Tokio, así que se podría decir que estoy en una ciudad a la cual puedo considerar un hogar, pero mi padre no puede ser más diferente a ella; culturalmente hablando son dos polos opuestos. La razón por la cual solo soy mitad Japonés es porque mi padre nació en México. Yo mismo nací en el Estado de México.

Cuando las personas ajenas a nuestra relación familiar nos conocen por primera vez, siempre se sorprenden al saber que dos personas, de dos puntos completamente alejados del mundo y que en circunstancias normales no sabrían de su existencia, terminaron por formar una familia. También es divertido ver sus expresiones cuando se enteran del cómo se conocieron, o más bien de las circunstancias que se tuvieron que dar para que ambos pudieran saber del otro.

Mi padre es de un pequeño (o no tan pequeño) lugar llamado «Estado de México», una entidad federativa extremadamente cercana, pero que por algunas razones es igual de lejana, a la «Ciudad de México».

Para ser más específicos, Mi padre y yo nacimos en un pequeño municipio conocido popularmente como «Ecatepec». Sí, es uno de los lugares más peligrosos de México y con más índice de criminalidad del país, pero ese es otro tema aparte.

Para hacer esto más corto, debo hacer un resumen de la vida de mi padre. Pero, en general, la idea principal es una sola... Es un otaku a tiempo parcial.

Si. Es un adulto funcional que aún conserva discos (piratas) de sus animes favoritos. También tiene algunas figuras coleccionables (clon) de los mejores personajes de dichos animes. Y, de igual manera, tiene una gran estantería llena de Mangas y Novelas Ligeras (descargadas de internet). Es más, no se pierde de casi ningún anime que se estrena cada temporada.

Admiro la pasión que desprende por sus cosas favoritas.

Muchas personas podrían considerar esto como un gasto innecesario de dinero, sobre todo por la zona tan precaria en la que vivimos y que la situación del país no es la mejor como para tener gustos caros a menos que tengas un ingreso mensual bastante alto. Pero, lo cierto, es que estos gustos, en primer lugar, fueron los que le abrieron la puerta para llevar su vida a un nivel al que nunca pensó llegar.

Es completamente normal que un chico que viene de una familia pobre, en una zona precaria y con una educación deficiente no pueda imaginarse las cosas que sucedieron... Sin embargo, mi padre superó todas las dificultades, incluso sin tener en cuenta un futuro como el que tuvo.

Cursó la carrera de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. En ese lugar, para saciar su curiosidad otaku, estudió y aprendió japones como segunda lengua.

Esto, de por sí, le abriría las puertas a grandes oportunidades con las que nunca soñó. Sin embargo, no lo estudió con la intención de trabajar en alguna empresa que requiera este idioma u alguno otro.

Sus motivos para estudiar el idioma fueron curiosos, y a ojos de muchas personas ridículos, cuanto menos. Mi padre quería que, al igual que él lo hizo en el pasado y lo sigue haciendo en el presente, muchas otras personas pudieran mirar sus animes favoritos sin pagar un solo peso por esto.

Sobre todo, entendiendo que a muchas personas no les daba el dinero para poder pagar una suscripción mensual a alguna plataforma de paga que permita la reproducción vía streaming de los animes en su catálogo.

KIYOPON... ¿¡LATINOAMERICANO!?Where stories live. Discover now