treinta y nueve

17 1 0
                                    

Acepte salir con Angelique por que Benjamín haría que salga con guardaespaldas y eso era peor.

Aparte me servía por que así no manejo yo y lo hace ella.

— ¿Trabajaste? – le pregunto.

— deje de hacerlo cuando me case con Jean, poco a poco se fue adueñando de mi – ¡esos hombres son los peores!.

— ¿De que trabajaste? – me mira y detiene al auto.

— maneje el área de relaciones publicas de una empresa pequeña en París que era donde estábamos viviendo.

Mi cabeza me dio dos pequeñas ideas, o en realidad solo una.

— ¿entonces si tienes experiencia? – la pregunta es estúpida pero es parte de mi plan.

— obvio, he pensado en buscar trabaaaa...

— no te puedo ofrecer el puesto exacto de relaciones publicas pero encontraremos algo para ti, no te preocupes por el trabajo, luego iremos a que te contraten y recuerda que no necesitas de ningún hombre para salir adelante, yo te ayudaré y pronto podrás instalarte aquí en Italia y empezar de nuevo, cuando te sientas lista yo te puedo ayudar para que tramites tu divorcio y no se te pueda acercar ni a ti ni al pequeño – que inteligente soy.

— prometió que si me iba de su lado me quitaría a mi hijo – baja la mirada.

— estamos a salvo, ves ese chico casual de ahí – señaló.

— ¿qué pasa con el?

— es nuestro guardaespaldas en cubierta, ya lo conozco – se ríe y me mira.

— ¿por que tanta seguridad?

— también tuve un enemigo y nos causó mucho daño a Ben y yo recientemente – respondo.

— lo siento, las malas personas aún existen.

— no importa, compramos al juez si ese tal Jean se quiere pasar de vivo contigo – digo.

— estas siendo buena Erin y no se, no te quiero causar molestias ni a ti ni a Benjamín.

— antes que la esposa de ese soy mujer y se cuales cosas no debemos hacernos entre mujeres, aun que con doble intención esto que estoy haciendo me sale del corazón.

— ¡gracias! – sonríe y me da su mano.

La tome.

...

El momento de irnos a dormir estaba tan cerca, solo faltaba dormirnos.

— ¿Haremos público el embarazo? – pregunta Ben acariciando mi panzita.

— si pero no ahora, ya cuando empiece a notarse – respondo.

— que feliz me siento, ojalá sean niñas los dos – ¡qué!.

— ¡niños! – respondo.

— mejor un varón y una nenita — ay.

— y si.

— Te das cuenta — se queda en silencio.

— ¿De?

— hace unos meses perdimos a nuestro bebé que por estas fechas ya debería estar naciendo y ahora la vida nos premia con dos – si lo pensé.

— me da nostalgia – susurro.

— también debemos anunciarlo con nuestra familia, por ahora solo lo sabe tu amiguita pero debemos hacer algo bien para que todos se lleven tremenda sorpresa – habla y habla.

— pero pequeño y entre nosotros los más cercanos.

— ¿cuatro padrinos? – cuestiona.

— por mi parte Made y León – grito.

— lo bueno es que son dos, por que te haría pelea para que Lucas entre en los padrinos... Entonces por mi lado Amelia y Lucas – ok.

— pero aun son pequeños, hay que pensar más bien en como darles la noticia a tus padres y a mi mamá, me gustaría que mi papá esté conmigo en este momento – y llore.

𝓘𝓷𝓮𝓯𝓪𝓫𝓵𝓮 ; Benjamín PavardWhere stories live. Discover now