catorce

40 2 0
                                    

Estaba sola en la cama recostada mirando hacia el techo y procesando mi existencia, me tenía mal haber perdido al bebé luego de que ambos nos hayamos ilusionado, pero más mal me estaba poniendo que el muy idiota no este aquí y cuando aparezca por esa puerta no le voy a perdonar.

Benjamín Pavard

Soy hombre, merezco mil oportunidades por que siempre lo arruinó, lo peor es que ya no sabía si Erin me iba a perdonar.

Cuando lo nuestro empecé la trataba mal y le pedía que madurara y que cambiará por qué era una inmadura, nunca lo hizo y luego cuando estuvimos separados si cambió, y ahora no me agrada eso de que haya cambiado por si antes me perdonaba todo, ahora es de la que me lo advirtió claro "no habrán más oportunidades, nunca más" y con un solo acto le demostré que no cambie cuando todo este tiempo me he estado esforzando por mostrarle qué ya no soy el mismo.

Y si soy, me odio.

Ya se, voy a fingir que estoy borracho y seré el más sincero del mundo, y tantas cosas más, claro que si, solo beberé una copa para oler a alcohol y ya.

Soy un máster para las mentiras, yo no el, el Ben de antes así y tengo que ser ese para recuperar al amor de mi vida, aun que probablemente me odie más.

Entre a casa, abrí una botella y la bebí, también la lleve en mis manos conmigo y accidentalmente cuando me di la vuelta bote uno de los floreros que nos dieron en nuestro matrimonio. Pero como arriba supongo que no llega el ruido subí las gradas y abrí la puerta, Erin se quedo asombrada al verme y enseguida me tiro una almohada.

— vete, no te quiero ver – grita.

¿Como hacen los borrachos?

— sácame de la casa pero no de tu vida ni de tu corazón – respondo, fue lo único que se me ocurrió.

— ¿como lo hiciste tu hace años? – que reconrosa.

— dijimos que no volveríamos al pasado Erin – me exalte.

— pues tu hiciste que regrese, tu y tu personalidad de cobrarte idiota que no te permite enfrentar...

— ¡ya cállate! – interrumpo.

— lárgate ya.

Se recostó y miro hacia su lado de la cama, se tapó con las cobijas y de gana bebí, solo enfrentare esto y lo solucionare, tiene razón en todo lo que dice.

— ¿Podemos hablar? – pregunto.

— no – contesta.

Me recosté a su lado y le mire, le abrace y empezó a moverse como lagartija para que le suelte.

— tonto tonto tonto, mil veces tonto, te odio – que linda, me ama.

— amor...

— te di una oportunidad para que no volvieras a arruinarlo y lo arruinaste, como me dijiste alguna vez, no cambias ni aprendes – ª.

— se que soy un tonto, un cobarde y todo lo que me dices, todo y me merezco lesionarme o más, pero te amo y no te quiero perder de nuevo Erin – se empieza a reír.

¿Se ríe?

— te odio.

Esto es más difícil que química o un examen de admisión a la universidad.

— ¡perdóname!... No debí darte el té y luego dejarte sola en esto  – susurre y me puse de pie para irme.

Iba a cruzar la puerta para irme a la otra habitación y sentí que se destapo, regrese a mirar y me miro con lágrimas en sus ojos, me regrese a su lado y la abrace.

— no puedo soportar más esto – susurra.

— si puedes mi vida, eres fuerte y yo estoy a tu lado.

Me dolía mucho verla así, me sentía peor por que yo era uno de los causantes.

Flashback

Salí a caminar por que hoy nos habían dado la tarde libre, debía pensar y aclararme la mente, me había ilusionado de Rachel y perdí a quién estuvo conmigo incondicionalmente, Erin no quería saber de mi.

La recordaba mucho, a veces la extrañaba, aun estando con otra persona pensaba en ella y a veces quería dejarlo todo y que estemos juntos, pero me odia, la lastime cuando ella lo único que hizo fue apoyarme y amarme incondicionalmente.

Ahora lo pensaba y decía, ¿Cómo se habrá sentido cuando vio aquella historia?.

Curve hacia el instituto donde estudiamos juntos al menos un año, ella había ido uno menor que yo, cuando la vi me pareció muy bonita y la quise enamorar, cuando lo logre solo fui un tonto.

Creo que era hora de salida por que había un montón de niños pequeños, mire hacia todos lados y me encontre con su mirada, dejo de mirarme de inmediato y se fue. No regrese a mirar por que sabía que ella tampoco lo haría aun que muy en el fondo lo quisiera.

Regrese a mirar y ya no estaba.

No la recuperaría nunca y ahora solo me quedaba conformarme con Rachel, con la persona que yo mismo decidí meter a mi vida para sacar a una persona increíble.

Fin del flashback.

Nos quedamos recostados y en silencio, no debía decir nada, solo debía escucharla y hacerle saber que estoy con ella y para ella.

𝓘𝓷𝓮𝓯𝓪𝓫𝓵𝓮 ; Benjamín PavardOnde histórias criam vida. Descubra agora