ocho

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El tiempo era lo único que no se detenía y no podía dejar de sentime mal cuando pensaba en eso. Cuando Benjamín y yo decidimos empezar de cero temía por que las cosas salieran mal, me gradué de la universidad y luego cuando me pidió matrimonio fue algo que supe como llevar, yo se que tenía 22 pero estaba muy feliz y ya tenía el título que era lo que mi papá quería de mi, luego empezamos a organizar todo y finalmente sucedió la boda, todo ha sido tan lindo y hermoso que lo único que deseo es que siga así, claro que quedamos en ser lo más reservados posible con lo nuestro, es escaso ver publicaciones de los dos, yo lo hago creo que una vez al mes y el lo hace, cada que le da la gana y a veces es mucho.

Salí de la empresa de Jacob y conducía hacia la casa, sentía que todo lo que se iba a venir era presión y no estaba dispuesta a caer en otra depresión.

Recibí un mensaje de Benjamín, decía que en la noche había una cena con los del Inter y que quería que lo acompañe, le respondí un si, me dio la hora y no faltaban más que 5 horas, tiempo exacto para arreglarme y conocer a las inalcanzables de este equipo.

Cuando conocí a las chicas del Bayern fue algo muy lindo y agradable, me acogieron super bien y también los chicos.

Ahora no sabía que sería pero ni modo, la vida sigue.

Llegue a casa y me fui a duchar, cuando salí empecé a ponerme mis cremitas, luego empecé a arreglarme en maquillaje, peine mi cabello y luego lo seque, acto seguido fui a buscar algo que utilizar hoy, sería simple, no espero mucho de una cena.

...

Benjamín llego con tiempo para ducharse y ponerse algo cómodo, ambos ya estábamos listos y ya era hora de irnos.

— si estas muy joven para haberte casado – me dice y le miro.

— ¿tu también? – le pregunto tratando de no molestarme.

— los chicos tienen razón, te hice una maldad – vuelve a quejarse.

— atrevete a repetir eso y te prometo que vamos a firmar un divorcio – advierto y se ríe.

— te amo mucho mi cielo – me da un beso y se ríe – que linda eres cuando te molestas.

— ¡bobo!.

Estábamos cerca de llegar al lugar de la dirección, para no conocer Italia el maps y el gps ayudaba y demasiado. Cuando llegamos Benjamín estacionó el auto, nos bajamos y caminamos tomados de la mano, sentía nervios.

Las miradas se posaron en nosotros, o en mi, o en el, no lo sabía pero todos miraban hacia nosotros y al único que yo conocía era a Thuram.

— Benjamín Pavard y su bella esposa – dice el mencionado.

— ¡que gusto verte! – le digo y nos saludamos.

— el gusto es mio – responde.

Nos llevo con el y estaba totalmente de acuerdo que Benjamín y yo aun no lográbamos conectar con todos. Se sentía muy raro.

— ¿¡Erin!? – me llaman.

— ¡Alina!... Que gusto – digo y nos abrazamos.

Alina era la mujer de Yann Sommer, nos conocimos en Múnich, sentía paz de saber que al menos una estaba aquí. Todos nos miraban raro.

— yo soy Lautaro, mucho gusto – me dice un frenton con una sonrisa.

— el gusto es mio, Erin Evers – contesto.

— y yo soy su esposa, Agustina – ¡terrible!.

— mucho gusto.

— ella es mi amiga Caro – la presenta.

𝓘𝓷𝓮𝓯𝓪𝓫𝓵𝓮 ; Benjamín PavardWhere stories live. Discover now