treinta y seis

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Meses después...

Me veía bonita (como siempre) y estaba destacando con mi esencia, el vestido que traía puesta era muy lindo aun que realmente quién brillará hoy es mi amiguita Madelaine.

— ¡estoy nerviosa! – dice caminando de aquí para allá.

— yo también – respondo.

Benji y yo éramos los padrinos de lazos, en nuestra boda Made y León fueron padrinos de arras.

Tocan la puerta de la habitación y voy a abrir, era uno de los colaboradores del hotel con la comida y cuando lo recibí salí corriendo al baño por que me dio asco y tenía que vomitar.

— ¡Erin! – me dice Made.

Vomité hasta lo del desayuno de ayer, me sentí tan terrible pero por lo menos recién nos nos íbamos a empezar a arreglar por que no me imagino echarme a perder ya arreglada.

— ¿estas bien? – pregunta.

Salí del baño y le mire.

— si, solo me dio asco y no tengo ni la mínima de por que – respondo.

— ¿anorexia? – pregunta riendo.

— no lo creo.

— ¿Tiroides? – me mira.

— ¿eso que tiene que ver? – le pregunto.

— ¿es primera vez? – pregunta.

— no, tuve vómito y mareo antes de ayer pero pensé que ya se había acabado – ¡terrible!.

— amiga vos estas embarazada – le miro y me río.

— noooo, no lo se.

— ¿sería bueno, no? – la miro.

— si pero no me quiero hacer falsas ilusiones y ya ha pasado tiempo pero...

— ¿Te ha estado bajando? – que preguntona.

— no tengo la regla desde hace meses, en la terapia dicen que es mientras me recuperó de los problemas alimenticios así que no lo sé – bajo la mirada.

— ¿Y si salimos de dudas? – sonríe.

— ¿Ahora?

— si, cambiate rápido... Vamos a hacer una prueba sanguínea, todavía tenemos tiempo, me vienen a arreglar a eso de las 11.

Sentí miedo y hasta sentí que se me bajó la presión, nos arreglamos juntas y rápido, salimos del hotel y tomamos un taxi y como no conocemos le pedimos que nos lleve a una clínica que no quede lejos.

Después de todo Sevilla es bonito.

...

Me sacaron sangre y pidieron que esperará afuera, tome asiento alado de mi amiga y ambas nos quedamos mirando al frente.

El tiempo se hacía eterno hasta que me mencionaron, tenía miedo y tome los resultados de mi prueba en manos, luego no quise abrirlo y le pedí que volviéramos al hotel.

El tiempo no se notaba, nada era notable en este momento, de nuevo ya estábamos en el hotel.

De nuevo ya estaba puesta mi vestido y procesando mi existencia por que tenía que maquillarme.

— ¿Lo abro? – pregunta con el sobre en su mano.

— nooo, yo lo haré pero luego – respondo evitandole.

— ¡Erin!

— ¿si?

— ¿Qué tienes? – hambre.

𝓘𝓷𝓮𝓯𝓪𝓫𝓵𝓮 ; Benjamín PavardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora