diecinueve

17 2 0
                                    

Tenía problema mental y solo quería recostarme a dormir, mínimo ella ya tenía una familia formada, lo que yo tal vez hubiera querido.

Me estaba riendo por que Benjamín estaba hablando con la pareja de su ex novia, su hermano de pierna, la persona por la que le cambiaron, obvio yo no me iba a prestar para esto.

— partimos en 5 – grita Arthur.

Arthur hablaba poco pero cuando lo hacía gritaba, también bromeaba mucho pero su humor es negro, como el, ok no.

— ya estamos listos – dice Anton y me carga en sus brazos dándome vueltas al aire.

— baja animal de dos patas – grito mientras nos reímos.

— bajala, te va a vomitar encima – grita Jasenko.

Cuando me puso al suelo me sostuve por que si me había mareado, segundos después cuando Ben y sus amigos habían terminado de hablar con la chica al fin dijeron que era hora de irnos.

—  esas confianzas son muy... – me dice Arlette.

— normales entre amigos – respondo y me voy ignorandola.

Subimos al barco pequeño y seríamos mis amigos y yo quiénes pongan esta cosa en marcha, ya estábamos todos a bordo y llego el momento de partir.

Tuve que acercarme al amor de mi vida por que ya era hora de hablar con el y por que debía marcar territorio con la que si esta soltera.

— ¿Qué planeas cuando haces todo esto? – digo y me siento en sus piernas.

— ¿Qué cosa? – pregunta riendo.

— lo de incluirte en mis planes – finjo.

— ¿Por qué dejaste que te cargará? – se me borro la sonrisa.

— ¡ash! – me quejo.

— no digas ash porque estoy en todo mi derecho de reclamarte sobre esto – ª.

— ¿Qué hacía tu ex aquí? – cambiar el tema sería la solución para no discutir delante de gente.

— no lo se, supongo que esta vacaciones, no lo sé Erin, no me cambies de tema – ash x30.

— será mejor que hablemos en casa, por ahora estemos bien y disfrutemos — digo.

— en casa lo hablamos entonces.

Yo perdono pero no olvido.

...

Sonó promise de Romeo Santos con Usher y era momento para que mi amor y yo bailemos. Nos veíamos tan bien juntos y yo ya estaba mareada.

— te amo de aquí hasta la luna – le digo.

— yo te amo mucho más que eso, te amaré por siempre y hasta el fin de mis días de vida, te amaré también en mi próxima vida – no, eso ya es avaricia.

— ojalá que en otra vida también podamos ser nosotros – susurro y apoyo mi cabeza en su pecho.

Todos habían bebido, hasta yo, el único responsable era Benjamín por que mañana tenía que entrenar, o hoy por que ya son la 1:22 am para cuando regresamos.

— lleva a los chicos a sus casa, yo me haré cargo de Erin – le dice al tipo que nos había estado persiguiendo.

Mis amigos se subieron a su auto y el tipo se los llevo, Eva, Arlette, Matthieu y Made vendrían con nosotros y aun que apretados pero teníamos que llegar a casa.

— ¡que tu tienes 30 y yo a penas 24, son numeritos que fastidio! – cantamos mi amiga y yo.

— ¡ya suban! – nos ordena mi esposito.

Yo me sentía en mis 30 sentidos, pero sabía perfectamente que una cosa era lo que yo veía y lo que los demás veían, me voy a arrepentir mañana.

Mentira, yo nunca me arrepiento de mis actos.

Paso un largo tiempo para cuando llegamos a casa y como no habíamos preparado una cama y una habitación para Made, le tocaría dormir con Arlette, que como ambas estaban en estado etílico no se ponían.

— debes hacer silencio, mis papás ya están durmiendo – me dice Benjamín.

— ¿Yo? – grito a propósito.

— ¡Erin! – contesta.

Todos subieron en silencio, se perdieron en las escaleras y yo me tire al sofá, verdaderamente quería dormir y dormir y dormir.

— ¡ya subamos! – dice saliendo de la cocina.

— una copita más – molesto.

— ya no más, vámonos.

Me puse de pie para ir hacia el y me caí en el mismo momento que me puse de pie, al menos me caí en el sofá por que si no, lloraba.

— a mis brazos señora Pavard – dice y me carga.

— ¡te amo! – grito.

— gracias por gritarlo, yo más – es lindo.

Fuimos a nuestra habitación, me dejo en la cama y se perdió, no le di atención y me recosté, sabía que era cuestión de cerrar los ojos para quedarme dormida.

𝓘𝓷𝓮𝓯𝓪𝓫𝓵𝓮 ; Benjamín PavardWhere stories live. Discover now