Made se fue a su luna de miel, pero antes de irse me dijo que le avisara de inmediato los resultados de la prueba de embarazo.
Estaba negada a abrirlo y tenía que hacerlo, por que ya pasaron 28 horas.
Acomode las cosas de la sala en su lugar y luego fui a la cocina a ordenar lo que habíamos dejado del desayuno para empezar a hacer el almuerzo ya que luego teníamos que volver a Italia y se sentía agotador lo de volar.
Vi los trastes en el lavabo y sentí asco, me fui corriendo hacia el baño y vomite, no levante sospechas así que regrese y al ver el jabón sentí ganas de probarlo.
Que tarada.
— necesito tu pasaporte para confirmar la reservación, ¿En donde esta? – pregunta Benjamín.
— en mi bolsa en la habitación – contesto.
— entendido.
En la bolsa... Ahí también está la prueba de embarazo, salí corriendo a la habitación y cuando entré Ben ya tenía el pasaporte y también el sobre en sus manos.
— ¡No lo abras! – digo.
— ¿por? – me mira y se queda quieto.
— por que no.
— ¿No pensabas decírmelo? – ay no.
— claro que si, pero ahora no por que no he abierto el sobre, solo observa, esta cerrado – respondo.
— ah si,
Sonrió y lo abrió, las cosas no podían ponerse peor, en vez de yo decirle que sería papá o no, el me lo dirá a mi.
— ¡negativo! – le miro sorprendida.
Tenía todos los síntomas como para que me venga a decir que es una falsa alarma. Me quede en shock.
— ay si vieras tu cara – comienza a reírse – Erin mi cielo, estas embarazada... ¡Vamos a ser papas! – grita y corre a tomarme en sus brazos.
Sonreí.
— me asuste te juro – digo.
— lo note, ay soy el hombre más feliz del mundo... Hay que ir a la doctora, te traeré la seguridad de Alemania acá, no te daré de beber té a menos que nosotros mismo hagamos las compras y solamente Susana y yo nos vamos a encargar de tu alimentación y todos los cuidados...
¡Ayuda! Esta exagerando.
— ¡despacio! – digo.
— llamaré para hacer cita – ¡ush!.
— esta bien.
Me senté en la cama y observe como se movía de aquí para allá mirando la prueba a cada momento y cuando la veía de paso me dejaba un beso.
...
A penas llegamos a Italia y nuestro rumbo cambió hacia la doctora, Benjamín estaba muy feliz con la noticia y era muy notable, yo también lo estaba pero tenía miedo.
— ¡Erin Evers! — me llaman.
— vamos querida – me dice, sonamos como ancianos.
Tomo mi mano y entramos al consultorio, la doc me pidió que desabrochara la blusa y que me recostara en la camilla, me empezó a hacer un par de preguntas y con la prueba de embarazo en sus manos iba confirmando tales cosas.
— tienes casi dos meses, aun falta para los dos pero es un aproximado – ¡terrible! – ahora vamos a ver como esta el bebé.
Benji se le pego a la doctora y ella puso un gel en mi vientre, en su pantalla rarita se veía mi vientre, que linda que soy por dentro y por fuera la verdad.
— ¡Tengo noticias! — dice.
— ¿cuales? – contesta Ben preocupado.
— ¡son dos! – ayyyy, que!!.
— ¿Dos? – le miro y pido que me muestre o que.
— Dios, que pro que soy – responde Benji orgulloso.
— idiota – le digo.
— ¡Te hice dos hijos en una sola vez! – ushhh.
— ya cállate – la doctora se ríe.
— ¿Y que son? – pregunta.
— aun esta en los primeros meses, eso lo podremos saber a partir del 5 o 6 mes – ayy.
No se si me sentía feliz, o estaba teniendo más miedo por que ser madre primeriza y de dos? No sabía si era un premio o un castigo.
También sentía nostalgia, por que perdí a uno y la vida me devolvió a dos, dos pequeños bebés que con el tiempo estarán conmigo, lo prometo.