𝟲𝟴| 𝗕𝗘𝗦𝗢𝗦 𝗖𝗢𝗡 𝗦𝗔𝗕𝗢𝗥 𝗔 𝗚𝗟𝗢𝗥𝗜𝗔.

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Sentía mi corazón latiendo con fuerza, cada pulsación resonaba en mi pecho superando el estruendo de la multitud. Era el último cuarto y los Warriors estábamos a un paso de la gloria.

Los malditos Lakers, nuestros eternos rivales, se enfrentaban a nosotros con la misma determinación de siempre, pero para su mala suerte, esta noche la cancha era nuestra.

Miré alrededor y vi las luces de las cámaras, ESPN, Fox Sports, NBA TV y otras más, todas centellando como estrellas en un cielo nocturno. Los reporteros de Sports Illustrated y Bleacher Report se agolpaban en la línea de banda con sus lentes apuntando directamente hacia mi, casi peleando para conseguir una foto de mi mejor ángulo.

Aunque para ser honestos, no importa por dónde me vean, siempre me veo increíble.

El marcador mostraba 115 a 132, y el cronómetro estaba a punto de expirar. En la NBA, hay una especie de cortesía cuando el juego está decidido: no sigues anotando, solo pasas la pelota y dejas que el tiempo se agote, pero en ese momento, mientras el sudor me picaba los ojos y el calor del estadio me envolvía, todo lo que quería era seguir jugando, seguir anotando, y no por falta de respeto, sino para demostrarle a estos hijos de puta que los Warriors mandan.

Estábamos a punto de sellar nuestra entrada a las finales pero aún así no podía evitarlo, cada fibra de mi ser quería lanzar esa pelota y verla caer por la red, una y otra vez.

─¡¿Qué mierda estás haciendo, hermano?! ─un muy enojado LeBron James se acercó a mi, indignado al ver que aprovechaba cada oportunidad de encestar. 

─Sólo estoy haciendo lo que se supone que debemos hacer, estoy jugando básquetbol, hermano. ─contesté entre burlas─. Tu y tú equipo deberían comenzar a hacer lo mismo.

─¡Ya sabemos que ganaron, no es necesario que sigas tratando de humillarnos! ─siguió.

─El marcador sigue corriendo, se supone que nos pagan por jugar. ─dije mientras trataba de esquivarlo al tiempo que driblaba el balón.

─¡Basta Curry! ─gritó salpicándome algo de saliva en la cara mientras se posaba frente a mi con las manos abiertas tratando de defenderme y evitarme el paso─. Eres un maldito engreído, sólo suelta el puto balón. ─dijo entre dientes para evitar que pudieran leerle los labios.

Tomé aire con fuerza y lo miré fijamente, podía notar que estaba realmente molesto, así que por  primera vez en mi vida decidí rendirme, al fin y al cabo el juego ya estaba por terminar.

─A ver si así dejas de llorar al menos por una vez en tu vida, porque pareces un maldito bebé. ─bufé entregándole el balón.

Por un segundo sus ojos brillaron, y quien hace un par de segundos me estaba insultando ahora corría emocionado hacia nuestro aro para tratar de encestar, sin embargo, lo que James nunca esperó es que en realidad... no estaba hablando en serio.

Corrí detrás de él tan rápido como una sombra, su cuerpo macizo estaba a punto de tomar impulso para anotar un bello triple así que me escurrí frente a él y en cuanto lanzó la pelota para tratar de encestarla, mis pies despegaron del suelo como un cohete, y entonces, en los últimos segundos, sucedió.

El balón volvió a mis manos y casi sin pensar hice lo que he entrenado toda mi vida para hacer. Dejando de lado el hecho de que casi pude ver humo saliendo de las orejas de LeBron cuando le robé la pelota, encesté dos triples seguidos, rápidos y limpios.

Seis puntos más que no cambiaban el resultado pero que decían algo más, que los Warriors estábamos aquí para ganar siempre, y mientras el buzzer sonaba indicando el final del juego al mismo tiempo que los fans estallaban en vítores de victoria, yo sólo podía sonreír mientras sentía un par de lágrimas de felicidad escurriendo por mis pómulos.

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⏰ Última actualización: May 03 ⏰

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