𝟰𝟰| 𝗗𝗜𝗘𝗭 𝗠𝗜𝗡𝗨𝗧𝗢𝗦 𝗘𝗡 𝗘𝗟 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗜́𝗦𝗢.

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─¡¿Así es como me pagas, Cissy?! ─gritó mientras me veía totalmente furiosa─. ¡¿Después de todo lo que he hecho por ti vienes y me tratas como si fuera un trapo viejo?!

─Penny, por favor, cálmate, no tienes que irte así. 

─¿Calmarme? ─me miró como si estuviera loca─. ¡¿Cómo quieres que me calme si me acabas de despedir sin siquiera consultarme?! 

─No te despedí, sólo dije que ya no necesito de tu ayuda.

─¡Eso es lo mismo, porque me estás echando a la calle como si fuera una basura!

─Oh, vamos, no seas dramática, sabes que no es así, te aprecio mucho, eres mi amiga.

─¿Amiga? ─bufó con una sonrisa amarga─. ¿Así es como tratas a tus amigas? ¿Le dices a tu novio que las manden de vuelta a casa sin avisarles?

─No fue mi intención, realmente no sabía que Stephen te llamaría tan pronto, pensé que tendríamos más tiempo para hablar, o incluso para hacer una despedida.

─¿Y hablar de qué? ¿De que ya no me quieres cerca o para decirme que ya no te importo?

Puse los ojos en blanco y me acomodé la mano en la cintura.

─No digas eso, sabes que sí me importas, es sólo que... tienes que entender que las cosas han cambiado.

─¡¿Qué cosas?!

─Todo, Penélope. ─suspiré─. Ya no estoy sola, tengo a mi familia conmigo, ellos pueden cuidarme y apoyarme cuando lo necesite. 

─¿Entonces yo sólo soy una empleada más?

─No seas injusta, sabes que no es así.

─¡¿Entonces por qué me dejas ir como si nada?!

─¡Porque no puedo ser egoísta, y te considero mi amiga pero ante todo eres mi asistente, tú tienes tu propia vida, tú propio futuro, y este es tu trabajo y ya no requiero de tus servicios!

Ella inspiró profundo con las mejillas coloradas de la rabia.

─Trabajo para una agencia de asistentes, y no te imaginas todo lo que tuve que esperar para conseguir un trabajo. ─tomó una breve pausa y se le cristalizaron los ojos─. La mayoría de la gente que busca una asistente en esa agencia, es gente famosa, gente con mucho dinero.

─Penny...

─Vi a muchas de las chicas ser llamadas a trabajar para gente importante, para cantantes, esposas de jugadores de béisbol, de baloncesto y supe de un par que trabajan para esposas de jugadores de fútbol en Europa, incluso de chicas que eran contratadas para ser las asistentes de las asistentes. ─apretó la mandíbula y desvió la mirada─. Pero... nadie quiere contratarte Penélope, porque esta gente lleva a sus asistentes a todos lados como perritos falderos y sus esposas no quieren lucir ridículas, porque sería ilógico que ellas presuman sus vidas fitness y dietas perfectas cuando su jodida asistente es una puta gorda.

Agudizó la voz, y noté que quizás estaba repitiendo las mismas palabras que alguien le había dicho, al parecer su jefe o a lo mejor otra de las chicas con las que trabajaba.

─Y no imaginas lo feliz que estuve cuando me llamaron para decirme que finalmente había sido escogida, que después de tanto tiempo esperando finalmente alguien... me necesitaba.

Se me arrugó el corazón y quise abrazarla en el instante que noté que se le cristalizaron los ojos y una lágrima estuvo a punto de empañarle las mejillas.

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ