𝟭𝟱| 𝗦𝗘𝗡̃𝗔𝗟 𝗗𝗘 𝗩𝗜𝗗𝗔.

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Observaba el campo de juego con una sensación de impotencia que me quemaba el pecho, el sudor frío me recorría la espalda haciéndome sentir incómodo mientras mi mente se debatía entre la frustración y la ansiedad. No podía creer que hubiéramos perdido esta oportunidad, Utah demostraba que los Warriors estábamos pagando el precio por subestimarlos, sólo estaba ahí, achantado en la banca mientras veía a Jordan Clarkson anotando puntos, uno tras otro.

Tendríamos que jugar un séptimo partido, el equipo perdedor sería automáticamente eliminado de los Playoffs y le rogaba a Dios para que no fuéramos nosotros. La idea de irme a casa con las manos vacías me aterraba por completo, sentía que el destino de todo el equipo estaba en mis hombros y mis problemas personales no ayudaban de mucho, pues me mantenían desconcentrado. 

Tenía un mes sin ver a Cissy, no podía dejar de pensar en ella y el hecho de saber que estaba en algún lugar embarazada de mi hijo me estaba consumiendo por dentro.

¿Dónde estaría? ¿Haciendo qué y con quién?

Todo había sido mi culpa, recordaba con claridad su rostro enfurecido y desilusionado luego de la pelea aquella tarde en el set de fotografías en Boston, cuando salió de la habitación y sentí el impulso de ir tras ella, pero la atención de Rachel me atrapó así que decidí preocuparme por mi esposa y dejé ir a Narcissa creyendo que a lo mejor cuando me dijo ❝No volverás a verme nunca más❞, no eran más que palabras vacías a causa de la rabia del momento.

Un suspiro se escapó de mis labios y mi atención regresó a la cancha, el partido estaba a contados minutos de terminar y yo sólo quería irme a casa, tomar una ducha, comer algo rico y dormir el resto del día.

Oh, Cissy, ¿Dónde estarás?


◆◆◆


─¡Entonces ya saben, señores, el siguiente partido es la vencida, de ustedes depende si iremos a las finales o regresaremos a casa cargando la copa de la derrota! ─gritó el entrenador mientras nos tenía a todos reunidos en el lobby del hotel donde pasaríamos la noche antes de volar a Utah por la mañana.

El último partido contra Utah Jazz sería en tres días, y aunque algo dentro de mí me decía que probablemente íbamos a perder, preferí quedarme con la boca cerrada. 

─¡Oiga, oiga! ─se escuchó un grito a la distancia.

Todos nos giramos en dirección a la entrada y notamos que habían dos hombres de seguridad forcejeando con un sujeto alto, de piel pálida y rizos castaños. Lo reconocí de inmediato, y el hecho de saber que era él me puso nervioso de inmediato.

─¡Oigan, suéltenlo! ─exclamé acercándome con rapidez.

─¡Steph, no conoces a ese hombre, vuelve aquí! ─ordenó el entrenador a mis espaldas.

Lo ignoré por completo y una vez que estuve lo suficientemente cerca de los guardas de seguridad, tomé a uno del brazo y lo obligué a detenerse. 

─¡Suéltenlo, yo lo conozco! 

El dúo de vigilancia se miró las caras mutuamente y finalmente soltaron al hombre que minutos antes habían arrastrado unos cuantos pasos mientras lo sostenían de los brazos.

─¡Inútiles! ─gritó el castaño mientras se arreglaba el traje con furia─. ¡¿Acaso no saben quién soy yo?! 

─Cálmate, Vlad, no armes una escena o seré yo mismo quien te saque del edificio. ─dije mirando de reojo a mis compañeros, quienes espectaban la escena atentos a la situación.

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora