𝟭𝟴| 𝗟𝗢𝗦 𝗙𝗔𝗡𝗧𝗔𝗦𝗠𝗔𝗦 𝗗𝗘𝗟 𝗣𝗔𝗦𝗔𝗗𝗢.

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No sabía dónde estaba ni qué había pasado, solo oía un sonido de goteo que me molestaba los oídos. Intenté abrir los ojos pero me pesaban como plomo, sentía todo el cuerpo adormecido y cansado. 

¿Qué me había ocurrido? ¿Por qué estaba así? 

Con un gran esfuerzo logré entreabrir los párpados y vi una luz blanca que me cegó, así que parpadeé varias veces hasta que pude enfocar la vista. Estaba en una habitación de hospital, rodeada de máquinas y tubos, me asusté y quise incorporarme, pero un dolor agudo me lo impidió. Bajé la mirada y vi que tenía vendas y sueros en los brazos. 

¿Qué me habían hecho? ¿Qué me habían inyectado? 

Entonces lo vi a él, un hombre estaba sentado en una silla junto a mi cama, con el rostro oculto entre las manos. Parecía angustiado y cansado, cosa que me causó curiosidad y algo de miedo.

¿Quién era? ¿Qué hacía ahí? ¿Era un médico? ¿Un enfermero? ¿Un familiar? No lo reconocía. 

No recordaba nada, estaba confundida y asustada, pero entonces él levantó la cabeza y me miró con unos ojos verdes que me resultaron familiares. Era Vlad, mi hermano.

─¡Narcissa! ─gritó poniéndose de pies y corriendo rápidamente en mi dirección─. ¡Enfermera, mi hermana despertó, traigan la máquina de ultrasonidos! ─ordenó tras asomarse por la cortina de la pequeña habitación en la sala de observación que nos encontrábamos.

Intenté hablar pero mi voz salía como un susurro ronco.

─¿Cómo... cómo está el bebé? ─pregunté tras hacer mi máximo esfuerzo por lograr formular las palabras.

─¡¿Dónde demonios te habías metido?! ¡¿Sabes lo que he sufrido por tu culpa?! ¡¿Sabes lo que he hecho por encontrarte?! ─y de la nada empezó a gritar.

Sentí un nudo en el pecho y todo empezó a darme vueltas.

─Vlad... yo... no lo sé, no recuerdo bien lo que pasó, sólo sé que iba cruzando la calle y...

─¡Estás en el hospital porque tuviste un accidente, Narcissa!

─¿Un... accidente? ─repetí sin darle crédito a mis oídos.

─¡Sí, pero eso no es lo peor, el asunto aquí, por si lo olvidas, es que estuviste desaparecida por un maldito mes, sólo te esfumaste de la faz de la tierra como si nada pasara!

Inspiré profundo y puse los ojos en blanco.

─Vlad, lo siento mucho, no quería preocuparte y mucho menos hacerte daño, es sólo que... pasó algo, y pensé que lo mejor sería irme.

─¿Lo sientes? ¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿Sabes lo que es vivir con la incertidumbre de no saber si tu hermana está viva o muerta? ¿Sabes lo que es sentirse impotente y desesperado?

Su rostro se había puesto colorado de la rabia.

─Vlad, por favor, cálmate. ─dije intentando tranquilizarlo, pero mis palabras sólo causaron el efecto contrario.

─¿Que me calme? ¿Cómo quieres que me calme? ¡Eres una irresponsable, Narcissa! ¡Una egoísta! ¡Piensas que puedes aparecer y desaparecer cuando se te dé la gana, pero no es así! ¡No puedes jugar con mi vida de esa manera, como si fueras una niña pequeña jugando al escondite!

─Ya te lo dije, tenía mis razones.

─¡Dímelas! ─gritó con los ojos tan abiertos que por un segundo parecían estar a punto de salirse de sus cuencas─. ¡Dime las malditas razones, y más te vale que realmente sean más importantes que nuestra familia, porque nada justifica lo que hiciste!

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Where stories live. Discover now