𝟰𝟮| 𝗘𝗟 𝗦𝗨𝗦𝗨𝗥𝗥𝗢 𝗗𝗘 𝗟𝗔𝗦 𝗛𝗢𝗝𝗔𝗦.

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Me encontraba en la sala de espera del aeropuerto de Boston, ligeramente nerviosa mientras esperaba a que me pasaran a recoger. El frío en la ciudad se aferraba a mi piel y parecía que intentaba congelarme los pensamientos, casi podría jurar que había olvidado la manera en que la temperatura me sonrojaba las mejillas.

Después de tanto tiempo lejos de casa todo parecía tan diferente que me sentía como si acabara de llegar a un lugar completamente nuevo. 

Observé a las personas que caminaban a lo lejos, con prisa y agitación corriendo de un lado a otro con sus pesados equipajes intentando no perder sus vuelos. Otros se apresuraban para llegar a la entrada del aeropuerto, anhelando encontrarse con sus familias lo más pronto posible. 

Era un trasfondo caótico y frenético, mismo que contrastaba muy bien con mi propia ansiedad contenida.

Mis ojos vagaban por la multitud, tratando de encontrar el rostro familiar que estaba esperando, y cada vez que alguien se acercaba, mi corazón se aceleraba para finalmente desvanecerse al darme cuenta de que no era quien yo esperaba.

─¡Cissy! ─oí a la distancia, y el pecho me dio un brinco.

Moví la mirada y se me encogió el corazón al verlo, con su brillante melena castaña y sus preciosos ojos verdes.

─¡Vlad! ─exclamé con una sonrisa de oreja a oreja, levantándome para saludarlo.

Él me abrazó con cuidado y colocó su mano sobre mi vientre con delicadeza.

─¡Dios, estás gigante! ─mencionó emocionado tras apartarnos lentamente─. Te pierdo de vista un par de días y mi sobrino parece que ya está a punto de nacer.

Me quedé mirándolo fijamente y la confusión apareció en mi mirada.

─¿Mamá no te lo dijo? ─pregunté confundida.

Y de la nada, su reacción se volvió igual a la mía.

─¿Decirme qué? ─demandó saber.

─Vlad... estoy esperando gemelos. 

Su boca se abrió tanto que su mandíbula parecía estar a punto de rozar el suelo, y por otro lado, abrió tanto los ojos que parecían estar a punto de salir disparados fuera de sus cuencas. 

─¡¿Gemelos?! ─gritó a todo lo que le dio la garganta.

Rápidamente todas las personas a nuestro alrededor nos quedaron mirando, algunos confundidos, otros molestos y algunos asustados. 

─¡Seré tío de gemelos! ─siguió─. ¡Dios mío, son gemelos, Cissy!

─Shhh, basta. ─intenté silenciarlo─. La gente nos está mirando mal. 

Se me ruborizaron las mejillas al ver que seguíamos llamando la atención.

─¡Que se jodan todos! ─tomó una breve pausa mientras sostenía mi estómago entre sus dos manos─. ¡Oigan, imbéciles, mi hermanita está embarazada de gemelos!

El castaño se giró y empezó a gritar como un completo demente causando que ahora la mayoría de las miradas estuvieran puestas sobre nosotros.

─¡Señor, baje la voz o tendré que sacarlo de aquí! ─un guardia de seguridad apareció de la nada mientras señalaba a Vlad con severidad al mismo tiempo que parecía estar a punto de sacar su macana y golpearnos a ambos.

─Sí, lo lamento, oficial. ─musitó el castaño bajando la voz de golpe─. Ya nos vamos, lo siento. ─adjuntó con una sonrisa y mirada inofensiva. 

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Where stories live. Discover now