𝟱𝟳| 𝗟𝗟𝗨𝗩𝗜𝗔 𝗗𝗘 𝗣𝗔𝗣𝗘𝗟𝗘𝗦 𝗬 𝗖𝗢𝗥𝗔𝗭𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗥𝗢𝗧𝗢𝗦.

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No podía creer que estuviera aquí, encerrada en el baño luego de casi media hora. Me miré al espejo y me acaricié el vientre, ya tenía casi cinco meses y estaba enorme, cada día me sentía más pesada. Tenía un leve dolor en la espalda así que me di un rápido masaje. Mi vestido era suave, era negro y en tela satinada, era elegante y sofisticado, pero también muy ajustado, igual que los guantes que ayudaban a resaltar mi joyería. 

Hoy teníamos una cena importante con el resto de los compañeros de Steph y sus familias, así que estaba jodidamente nerviosa de saber cómo reaccionarán, o qué pasará cuando esté rodeada de ellos después de que Rachel me acusara públicamente de ser una mujerzuela. 

Maldita perra.

─Cissy, ¿Estás lista? ─escuché la voz del castaño al otro lado de la puerta.

Tomé aire con fuerza por la nariz y lo dejé escapar lentamente a través de mis labios rojos.

─Amor, date prisa, vamos a llegar tarde. 

Me acerqué a la puerta y tras girar el picaporte lo traje hacia mi.

─Sí, estoy lista. ─respondí tratando de lucir calmada.

Y entonces lo vi ahí parado, con un traje negro que le quedaba como un guante. Se veía... guapísimo, como siempre. El castaño me analizó de pies a cabeza y casi noté el momento exacto en que se quedó sin aliento, sus ojos verdes recorrieron detalladamente cada curva de mi cuerpo y finalmente una sonrisa le iluminó el rostro causando que me derritiera por dentro.

─Wow, te ves... ─tragó saliva con fuerza acercándose lentamente en mi dirección─. Te ves preciosa, Narcissa.

Su mano tomó la mía y en un rápido movimiento me besó los labios.

─Soy tan afortunado por tener la dicha de que Cissy Morant sea mi mujer. ─susurró sobre mi boca.

El ojiverde olía muy bien, y encima se había recortado un poco la barba así que se veía de maravilla, tanto así que por un segundo se me pasó por la cabeza la idea de sugerir que no saliéramos, y que por el contrario nos quedáramos a pasar la noche en el hotel, sólo él y yo, follando hasta el amanecer como un par de quinceañeros.

─¿Por qué dices que llegaremos tarde? ─bufé acercándome a la cama para tomar mi bolso─. La cena es a las ocho y apenas van a ser las seis, no entiendo por qué me hiciste vestirme tan temprano.

─Es porque necesito que me acompañes a un lugar primero. ─dijo echándose un último vistazo en el espejo, como si aún dudara de lucir perfecto.

Fruncí el ceño confundida y pensé que a lo mejor se trataría de una sorpresa romántica o ese tipo de cosas que le gustan a él, pero como la curiosidad mató al gato...

─¿A dónde vamos? ─demandé saber.

El chico apretó los labios y se rascó la nuca, se acercó a mi y me tomó de la mano.

─Yo... sólo quiero que sepas que... tengo preparado algo especial para nosotros. 

Y tras entrelazar sus dedos con los míos, ambos abandonamos la habitación y en un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos en la camioneta, escuchando Cardigan de Taylor Swift mientras Steph la tarareaba como si la letra hubiera sido escrita específicamente para él.

─Dios mío, por favor llévame ahora, te lo suplico. ─musité a regañadientes tras poner los ojos en blanco y dejar que mi mente se entretuviera a través de la vista que tenía por la ventana.

La ciudad de las estrellas. Los Ángeles era increíble, todo era tan diferente a las frías calles de Boston, aquí todo era tan vibrante y lleno de vida que era difícil creer que Boston y Los Ángeles fueran parte del mismo país. 

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Where stories live. Discover now