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𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐆𝐑𝐄𝐒𝐎 𝐃𝐄 𝐃𝐀𝐄𝐑𝐎𝐍

La revelación sobre la futura llegada del nuevo heredero Targaryen generó una mezcla de emociones en la cena. Aunque previamente Vanessa había compartido la noticia con Helaena, el anuncio oficial se llevó a cabo durante el festín, creando un ambiente lleno de expectación y alegría.
La sala resonaba con el tintineo de la vajilla y las risas de los presentes, pero la atmósfera cambió abruptamente cuando Aegon, influenciado por el vino, soltó un comentario desatinado que dejó a todos atónitos. "Nacerá con un solo ojo".
Alicent, reaccionó llevándose las manos a la cabeza, incapaz de creer lo que acababa de salir de la boca de su hijo mayor. Aegon, con una sonrisa en su rostro, parecía convencido de que la falta de un ojo en su hermano menor predeterminaba el destino ocular de su futuro sobrino o sobrina.

Vanessa dedicó los meses posteriores a fortalecer los lazos entre la Corona y el pueblo. Con un enfoque humanitario, se sumergió en la tarea de aliviar la carga impositiva que pesaba sobre los hombros de los ciudadanos. Abolió tres impuestos que resultaban especialmente onerosos, lo cual generó un suspiro de alivio y gratitud entre los habitantes del reino. Además, Vanessa exploró opciones para establecer impuestos más justos y equitativos, buscando un sistema que beneficiara tanto a la Corona como a sus súbditos. Su dedicación a mejorar las condiciones de vida en el reino se reflejaba en las miradas agradecidas de aquellos a quienes gobernaba, creando una conexión más estrecha entre la reina y su pueblo.

La noticia de las reformas impositivas se extendió rápidamente, y la población comenzó a ver a Vanessa como una gobernante que escuchaba y respondía a sus necesidades. La aceptación y aprecio del pueblo hacia su reina superaban las expectativas, marcando un periodo de estabilidad y apoyo popular que no se había experimentado en años incluso compararon su reinado como mejor que el del mismo Jahaerys.

Aemond estaba fuera de la capital desde hace una semana, inmerso en asuntos en Highgarden, mientras que Daeron aún no había regresado con el encsrgo que Vanessa esperaba. En su ausencia, Cardan se había convertido en el principal protector y guardia cercano de la reina.Caminando con el apoyo del brazo de Cardan por los pasillos de la fortaleza, Vanessa experimentaba el peso de los cuatro meses de embarazo en su espalda.

—¿Crees que le guste? —preguntó Cardan, mostrando cierta inquietud en su tono de voz.

—No puedo asegurarlo, pero... Helaena siempre ha sido selectiva con quienes comparte su espacio. Hay una ligera posibilidad de que a ella le agrade tu compañía —respondió Vanessa con una sonrisa, recordando las miradas y gestos cómplices que había notado entre su prima y el guardia.

Cardan, a diferencia de lo que Vanessa hubiera buscado en un esposo para sí misma, parecía ser precisamente lo que Helaena necesitaba. Mientras Vanessa anhelaba el poder y el ascenso, Helaena soñaba con una vida simple, un compañero de buen corazon sin importar la sangre o cuna. Eran sueños que Vanessa quería ver cumplidos para su prima.
Aunque Vanessa se sentía cómoda con su elección de pareja, sabía que las preferencias de Helaena eran distintas, y su mayor deseo era la felicidad de su prima, incluso si eso significaba encontrarla en brazos de su guardia juramentado.

Blake llegó corriendo con el cabello revuelto, indicando que había corrido desde algún lugar desconocido. Con una expresión ansiosa, el niño anunció la llegada del príncipe Daeron y la solicitud de su presencia.

—Su majestad, el príncipe Daeron solicita su presencia. Acaba de llegar de su viaje —informó Blake con la respiración agitada por la prisa.

Vanessa agradeció al niño con una pequeña sonrisa, lo que provocó que Blake pareciera derretirse por unos instantes antes de ser fulminado por la mirada de su hermano mayor, Cardan. Después de transmitir el mensaje, Blake se retiró a toda prisa.

De Fuego y Cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora