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𝐋𝐀 𝐂𝐄𝐑𝐄𝐌𝐎𝐍𝐈𝐀

Los tres llegaron a Pozo dragon, una amplia explanada donde se congregaban los habitantes de Desembarco del Rey. Helaena detuvo a Vanessa antes de entrar y le susurró al oído—Espera un momento aquí. Aegon debe hablar primero—

Ambas se quedaron en la entrada, observando a lo lejos a Aegon, quien entró al lugar primero.Los minutos para Vanessa se le hacían eternos.Por suerte Aemond llegó poco después, caminando con una determinación que se reflejaba en su rostro. También vestía un traje, pero el suyo era de un sobrio color negro, con los detalles en verde, dorado y azul . Llevaba un broche de Vhagar en su manga, el contraste con el negro de su traje le daba un aire más imponente.

Aemond se unió a Vanessa y Helaena en la entrada, y las miró con una sonrisa. Había una mezcla de emociones en su mirada, una combinación de ansias por lo que estaba a punto de ocurrir.

—Helaena, puedes entrar, yo iré con Vanessa en unos minutos — dijo Aemond y Helaena asintió

Aemond estaba a pocos minutos de cumplir su sueño, casarse con Vanessa y Vanessa estaba a pocos minutos de cumplir el suyo, ser coronada como reina.

Aemond miró a Vanessa y luego, beso su frente antes de ofrecerle el brazo para andar juntos. Ambos, caminaron hacia la entrada del recinto donde se celebraría la ceremonia .A medida que avanzaban, varios guardias sostenían espadas sobre sus cabezas, creando un pasillo ceremonial. Vanessa caminaba con Aemond bajo el dosel ceremonial, un pasillo formado por espadas sostenidas por los pocos que no eran fieles a Daemon. El lugar estaba ricamente decorado para la ocasión: banderas ondeaban con los colores morados, flores de diversas tonalidades de azul y morado adornaban los pasillos y el aroma de incienso flotaba en el aire, creando un ambiente solemne y majestuoso.

El sol se filtraba entre los vidrios, iluminando el camino de Vanessa y Aemond con una luz dorada. Vanessa observaba todo a su alrededor con ojos maravillados. Era como si estuviera viviendo uno de sus sueños, caminando hacia su destino, le daba igual quien sea el hombre a su lado, lo importante era lo que estaba frente a ella, la corona.

Llegaron al frente del recinto, donde el anciano maestre, vestido con una túnica púrpura, sostenía un pergamino. Vanessa se detuvo y miró a su alrededor, asimilando la majestuosidad del lugar.

Mientras tanto al otro lado, se encontraba la heredera legítima, había recobrado algo de fuerzas después de la pérdida de su hija, Daemon no estaba, no lo había estado desde que se anunció la muerte de Viserys, el príncipe canalla había ido a tierras libres a conseguir un vestido de bodas para Vanessa, si bien su relación con ella era terrible siempre buscaba compensar aquello con un regalo y en esa ocasión era el vestido, un hermoso vestido morado con tonalidades celestes y negras en honor a la unión de la casa Targaryen y Velaryon nuevamente y claro el color favorito de su hija.

—Padre— hablo Baela—¿Puedo preguntar algo sobre Vanessa?—

—¿Qué quieres saber de tu hermana ?—

Daemon observó a Baela con una mirada penetrante, como si tratara de transmitirle la complejidad de sus sentimientos hacia Vanessa. Mientras alistaba a Caraxes, la morena había decidido abordar un tema que flotaba en el aire, un interrogante persistente sobre la relación entre su padre y Vanessa.

—¿Por qué detestas a Vanessa? — Baela suspiró, buscando respuestas en los ojos de Daemon — ¿Por qué nos prefieres a nosotros y no a ella?

Daemon, aún ocupado con las preparaciones, soltó una risa antes de responder.

—Vanessa... es Vanessa, y ustedes son ustedes — respondió, como si esa explicación resumiera todo.

—Padre ...—

De Fuego y Cenizas Where stories live. Discover now