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𝐆𝐑𝐄𝐄𝐍 𝐃𝐑𝐄𝐒𝐒

La mañana llegó a la habitación de Vanessa, sumida en un sueño. Fue Helaena quien, con cuidado, la sacó de su descanso y la llamó suavemente.

—Vanessa, es hora de levantarse— susurró Helaena mientras acariciaba el cabello de su prima.

Vanessa bostezó y se incorporó con esfuerzo, parpadeando para despejar su mente somnolienta. La vista del vestido verde sobre la cama atrajo su atención, y frunció el ceño. El color verde no era precisamente uno de sus favoritos, pero antes de que pudiera expresar su descontento, Helaena explicó.

—Mi madre, trajo este vestido para ti. Dijo que era un color que te sentaría bien— reveló Helaena con una sonrisa tranquila.

Vanessa asintió mientras se frotaba los ojos, luchando por deshacerse de la somnolencia. Asintió con la cabeza.
Helaena salió de la habitación, ella también tendría que arreglarse, ya que estaba segura que no solo sería una boda, sería la coronación.

Vanessa decidió levantarse y se dirigió a un gran baúl de madera antiguo, decorado con intrincados detalles dorados, contenía las fragantes flores de bugambilia que se habían dispuesto para ella. La habitación estaba llena de una luz suave y tamizada que entraba por las ventanas de cristal esmerilado, y el ambiente estaba impregnado de un delicado aroma floral.
Vanessa abrió el baúl y contempló las flores de bugambilia de colores vibrantes. Eran tan frescas que aún goteaban el rocío de la mañana. Con cuidado, tomó un puñado de pétalos de bugambilia y los esparció por el agua caliente que llenaba la bañera. Los pétalos flotaban en el agua, creando un mosaico de colores rosados y morados. El aroma de las flores llenó el aire, y Vanessa sonrió mientras el baño se llenaba de la fragancia .

Después de preparar la bañera, Vanessa se despojó de sus prendas con elegancia, dejando caer cada pieza con gracia sobre una silla cercana. La habitación estaba envuelta en silencio, Vanessa se sumergió lentamente en la cálida agua, sintiendo cómo la tensión abandonaba su cuerpo con cada paso.El agua tibia envolvió su piel, y Vanessa suspiró de alivio mientras se sentaba en la bañera. Los pétalos de bugambilia se pegaron a su piel, creando una corona de colores en su cabello oscuro y flotando a su alrededor. Cerró los ojos y se recostó, permitiendo que el agua y las fragantes flores la envolvieran.

La combinación del calor del agua y la suave fragancia de las flores comenzó a relajarla profundamente. Vanessa se sentía como si estuviera flotando en un mundo aparte, lejos de todo. Los músculos tensos se aflojaron, y sus pensamientos se volvieron cada vez más ligeros. Por un momento, se permitió disfrutar de la tranquilidad que tanto necesitaba.

Finalmente decidió salir de la bañera. Con cuidado, se levantó del agua, sintiendo cómo las gotas resbalaban por su piel, y envolvió su cuerpo en una suave toalla que colgaba cerca.Mientras se secaba, observó el vestido de boda que habían dejado sobre la cama. El verde vibrante del vestido no era de su agrado, el diseño del vestido era lindo pero no había sido su elección y no reflejaba su personalidad.

Justo en ese momento, un golpe suave en la puerta la hizo girar. Vanessa supuso que era una de las damas de la corte que vendría a ayudarla a vestirse. Con una sonrisa, dijo —Adelante—

La puerta se abrió, pero en lugar de una dama de la corte, entró Aemond. Vanessa quedó momentáneamente sorprendida al verlo allí. Sus ojos se encontraron y, a pesar de la sorpresa, Vanessa pudo percibir una determinación en la mirada de Aemond.

Aemond habló —Vanessa, no llevarás ese vestido. He preparado otro para ti—

—¿Qué haces aquí?— preguntó Vanessa—Es de mala suerte que un novio vea a la novia antes del matrimonio —

De Fuego y Cenizas Where stories live. Discover now